Casa de los nueve pórticos en Sevilla de Sol89

María González y Juanjo López de la Cruz, Sol89

La casa en el Aljarafe de Sevilla responde a dos planteamientos en principio enfrentados, la búsqueda de una construcción industrializada y el necesario diálogo con la ciudad a través de una arquitectura acorde a su tradición constructiva, que Sol89 ha resuelto con brillantez a través de una construcción ligera de perfiles de acero que surge tras una fachada masiva y blanca que juega de manera hábil con el lleno y el vacío, la luz y la sombra. 

Fotografía: Fernando Alda

Tectónica: En los textos que acompañan el proyecto parece que está todo dicho, pero en estas conversaciones siempre surgen aportaciones interesantes. Aunque ya habéis explicado cuál es el encargo, y el programa que se debe desarrollar, ¿tuvisteis alguna duda a la hora de plantear la solución?

Sol 89, Juanjo López de la Cruz: Pues sí que la hubo.

Es verdad que, sin ser un estudio de estilo, es decir, nosotros no nos reconocemos como un estudio que tenga una respuesta, un lenguaje reconocible, sino que, más bien, nos parece que cada proyecto es deudor de su contexto y de sus circunstancias. Y eso hace que no sean reconocibles ni las mismas tecnologías constructivas ni formales, pero sí es verdad que tenemos una cierta querencia por los espacios intermedios como una herencia de la tradición popular andaluza. Es decir, el zaguán, el patio, el adarve, el corredor, toda esta colección de espacios que no son plenamente interiores, tampoco son del todo públicos, y que generan circunstancias climáticas o de control de lo privado y lo público que a nosotros nos interesa mucho.

Como ya contamos en la memoria, los promotores de la casa, Gemma y Álvaro, son dos personas ya mayores, uno de origen asturiano, ella de origen catalán que han hecho su vida durante varias décadas en Bélgica y vuelven a Andalucía buscando viejos amigos y un clima más templado, y nos hacen una petición especial, nos piden que quieren estar siempre pendientes el uno del otro. Que haya como una especie de contacto visual continuo, incluso en las zonas más íntimas de la casa, con lo cual, tuvimos que descartar esta idea de la casa que se descubre paulatinamente a través de intersticios, y da pie a una casa más diáfana.

Y al mismo tiempo, está la historia de que estos solares, el loteo de esa zona de la ciudad, vienen de la herencia agrícola. Son parcelas de forma alargada que compartían una zona de aperos de labranza con la propia vivienda. Ese pasado nos sugirió la idea, que contamos en la memoria, de la nave o del galpón, una edificación que surge de una sección que se proyecta de un extremo a otro de la parcela y que, de nuevo también, remite a un espacio diáfano. Entonces, la conjunción de las dos ideas es un poco lo que conlleva a esta historia.

Plano de situación y maqueta de estudio.

Memoria descriptiva

Gemma y Álvaro deciden hacerse su primera casa tras décadas viviendo en Bélgica con la memoria de su vida en Cataluña y Asturias siempre presente. Vuelven a Andalucía, donde él estudió, buscando la vida de un pueblo del sur, luminoso, apacible, cercano a Sevilla, donde reencontrarse con algún amigo común. 

Adquieren una parcela de 5x30 metros con una sola fachada orientada casi al norte en la calle principal. El solar es estrecho y largo, resultado de las parcelaciones agrícolas que permitían la convivencia de la vivienda con alguna edificación destinada al acopio de aperos de labranza o corrales. El programa a desarrollar es modesto, apenas un par de dormitorios y alguna particularidad, como un habitáculo donde ambos puedan disfrutar de un baño de vapor, un lugar donde Gemma pueda hacer grabados y donde tener una pequeña cocina exterior. Esperan visitas de amigos y familiares de vez en cuando a los que querrían acoger. Acarrean objetos, libros y cuadros, rastros de toda una vida, también llevan consigo recuerdos de haber vivido en lugares intensos cuya vivencia querrían recuperar: un pozo y un árbol, un patio, la luz meridional. 

Fotografía: Fernando Alda

Las proporciones del solar y la memoria agrícola de estas parcelas sugieren generar un espacio por repetición de pórticos equidistantes, los cuales definen crujías que se construyen en una o dos plantas o se ahuecan para generar patios, proporcionando un espacio continuo que va matizando sus características ambientales y funcionales. De este modo se crea una secuencia pautada por un primer patio de recibo que matiza las relaciones con la calle, a continuación tres crujías que albergan la vivienda, una crujía más de la que solo queda la estructura para formalizar un porche ensombrecido a modo de palio, dos crujías que constituyen el patio al sur (más bien un hortus conclusus) y un último volumen que remata el solar como un pabellón donde pintar y cocinar con amigos, cuya cubierta, más baja que el resto de la casa, se planta con especies arbustivas, continuación del jardín donde el pozo y el árbol que habitaban en la memoria de Gemma toman forma como un caqui y una pequeña alberca cuyo vaciado procura el agua para el riego.

Plantas. Ver PDF

Fotografía: Fernando Alda

Sol 89, María González García: Las dudas que podamos tener vienen de la fusión de esas dos ideas. Por un lado, nosotros queríamos una arquitectura muy seriada, que remite casi a una arquitectura industrial de nave, de ahí los pórticos metálicos. Pero, por otro lado, creíamos que debía darse un diálogo con la arquitectura vernácula, incorporando ciertos elementos que para nosotros son fundamentales, porque, al final, das respuesta a una calle pública, en este caso es la calle del Ayuntamiento. La vivienda no puede estar solo pensando en sí misma, sino debe intentar dialogar también con los elementos que hay allí. Eso nos llevaba a una arquitectura más masiva, enfoscada, de material cerámico. La cuestión era cómo lograr la unión de estas dos cosas que, en un principio, parecen tan contradictorias.

Sol 89, J. L: Surgió la herramienta o el ardid de la falsa fachada. Que es una cuestión que siempre nos ha interesado, quizá como de retórica posmoderna también, y que, en este caso, servía sobre todo para conciliar lo público con lo privado. Porque esta calle es la calle principal del pueblo, y siempre decimos que para nosotros la ciudad es el primer cliente y por eso tenemos muy presente que la vivienda no debe de ser un asunto ensimismado, por muy discursivo y conceptual que sea, y al final, la amabilidad, la cortesía con la ciudad, con lo público, debe estar presente. Entonces, existe como esa especie de esquizofrenia en la casa, como de desdoblarse en el último momento para generar un lenguaje más vernáculo, más popular.

Sol 89, M. G.: Y, de hecho, esta falsa fachada es la que nos ha dado más quebraderos de cabeza, porque la normativa del pueblo no permite los patios en fachada y aunque nosotros argumentábamos que esto no era un patio en fachada como tal, no era un vacío, no creaba una mella en la fachada continua de la calle, el arquitecto municipal insistía en que lo masivo tenía que predominar sobre el hueco, lo que nos obligó a darle muchas vueltas a la celosía hasta llegar a la dimensión adecuada.

Sol 89, J. L: Pero es verdad que ahí hubo dudas, y hasta las hay. Porque trabajar con elementos cuya carga de decisiones se basa sobre todo en lo lingüístico, nos hace dudar más. Nos sentimos más cómodos cuando los argumentos son espaciales o constructivos. Parece que son más decisivos. Yo admitiría ciertas críticas. Es decir, que creo que se puede discutir sobre esa fachada, pero en el fondo también nos alegra asomarnos un poco al vacío.

Sección. Ver PDF

La construcción metálica de esta estructura y el color almagra, propio de las primeras pinturas que antaño protegían el acero, ritman el espacio y configuran una referencia continua. El pórtico tipo retranquea los apoyos respecto a las medianeras para evitar conflictos con las casas vecinas de muros de carga, y el espacio resultante entre esta línea estructural y las lindes longitudinales se ocupa con el equipamiento, los espacios técnicos y el almacenaje de la casa, creando dos bandas laterales desiguales que regruesan los límites de la vivienda. Mediante la apertura de la casa en los extremos a sendos patios situados al norte y al sur, una serie de ventiladores instalados en cada crujía y una chimenea de ventilación natural situada en el lateral de la crujía intermedia, se procura una brisa cruzada en todas las estancias que, junto a la protección del alzado sur con el palio que pronto quedará cubierto de bignonias, alivian el calor sureño.  

Fotografía: Fernando Alda

Secciones. Ver PDF

Fotografía: Fernando Alda

La casa se muestra a la calle como una construcción masiva y blanca, remedo de las primeras construcciones de Castilleja que han ido perdiéndose sustituidas por colores y materiales propios de la industria de la construcción más comercial e inmediata. Una cornisa-visera, un friso, un balcón que avanza sobre la calle, el muro calado y el postigo de la puerta desde el que atisbar el patio-zaguán establecen una sintaxis que remite a elementos de la arquitectura popular que facilitan el encuentro entre lo privado y lo público y ayudan a construir la calle.

Fotografía: Fernando Alda

T.: Para nosotros, esta fachada, es uno de los elementos más valiosos del proyecto, aunque sí es complicado definirla, ¿Qué argumentos tiene? ¿de composición, de lenguaje, de cómo dialoga con las otras fachadas? Y también ese servir a la ciudad del que hablabais, porque es fantástica la imagen de la salida de la Hermandad hacia El Rocío. Seguro que, si se analiza, van saliendo las razones, aparte de las normativas, como la utilización de la pieza de peldaño que hace de celosía.

 Sol 89, M. G.: Y ahí, además, se logró una cosa muy bonita. La celosía hacia la fachada son unos huecos muy ordenados y se desordenan con esos abocinamientos hacia adentro; el sol incide en el interior de esa fachada, que es sur, y hace que esa membrana vibre. Normalmente esas pequeñas rendijas servirían para iluminar el interior, pero en esta casa sirven para iluminar la calle y cuando esa fachada está en sombra, de repente ilumina la propia calle. Pero es verdad que nos ha costado y ha tenido críticas, por ejemplo, porque era muy blanca, pero es que es la normativa del pueblo te obliga a que la casa sea blanca.

Sol 89, J. L: Como podéis imaginaros, la tecnología constructiva de estos pueblos, que eran pueblos agrícolas, humildes, era de muros masivos de cerámica o de tapial encalados, ni siquiera de piedra, porque no hay piedra por esta zona. Esta es la tectónica particular de este lugar, históricamente, y las ordenanzas lo reconocen y dicen: «Las composiciones de fachada deberá predominar la masa sobre el vacío, deberán ser colores, eminentemente claros, predominando el blanco». ¿Qué sucede? Que en realidad lo que domina la construcción contemporánea de estos pueblos, en general, es lo que hay disponible en los almacenes de materiales que hay en las periferias de las ciudades, los polveros que llamamos nosotros.

Y eso es una cuestión de la que se habla poco, pero que está generando una imagen distorsionada del pueblo andaluz. Me imagino que ocurre en todas las ciudades, pero yo hablo de la región que conozco. Las periferias de la mayoría de los pueblos de Cádiz, que eran pueblos blancos, de hecho están muchos de ellos protegidos por la Unesco, de los pueblos sevillanos, que eran pueblos encalados, son hoy día un catálogo de materiales porcelánicos, de cerámica o de ladrillo de muy mala calidad, porque son los que venden las industrias locales de distribución de materiales constructivos.

Alzado. Ver PDF

Memoria constructiva

El recuerdo agrícola de la parcela donde se inserta la casa y su proporción, donde predomina la profundidad respecto a la anchura, nos sugiere una construcción análoga a un galpón donde el espacio se resuelve a través de una única crujía proyectada en toda su longitud. Una serie de pórticos metálicos ritma el solar en ocho intervalos idénticos, siendo dos de los pórticos virtuales, configurando distintos ámbitos abiertos, construidos, techados o de una o dos plantas. Así disponemos de un primer patio de recibo que matiza las relaciones de la casa con el espacio público, tres crujías a continuación dedicadas al estar cotidiano, una más que hace de porche, dos de jardín y la última donde se construye un pequeño pabellón donde realizar actividades diversas. Se trata de una serie de pórticos metálicos de perfiles laminados forjados con chapa colaborante que, además de reproducir el espacio seriado buscado, facilita la ejecución de la estructura en el solar medianero y reduce el tiempo dedicado a este capítulo, lo que disminuye los costes al ejecutarse con una empresa de montaje de naves industriales de la zona. 

Axonometría, con los pórticos dibujados en rojo, el patio de acceso y trasero y el cuerpo lateral, con la escalera y espacios de servicio. Ver PDF

Pórticos de acero con la chapa plegada de los forjados. Fotografía: Sol89

El pórtico tipo presenta tres líneas longitudinales de apoyos, dos de ellas muy cercanas, configurando una crujía de espacios servidores que acompaña todo el espacio a lo largo de su desarrollo hacia el fondo de la parcela, y una tercera que se retranquea respecto a la medianera longitudinal para evitar conflictos a la hora de cimentar y de transmitir las cargas al terreno con la casa lindera, cuya modesta construcción de muros de carga cerámicos y de tapial podía sufrir movimientos en este proceso. De este modo el espacio central de la casa queda jalonado por dos bandas, en la mayor se ubican cuartos de instalaciones, aseos, espacio para el futuro ascensor, escalera, almacenes y estantería; en la banda menor se dispone el mobiliario que equipa cada ámbito del espacio central: encimera de cocina, mesa de escritorio con lucernario y mesa de estar con televisión y equipo de música y, finalmente, en el pabellón al fondo de la parcela, la cocina económica. La presencia repetida de los pórticos permite acompasar un espacio continuo en planta baja que registra el solar en toda su longitud, condición que se subraya pintando de almagra la estructura, un color propio de las antiguas protecciones antioxidantes industriales realizadas con pigmentos férricos. 

Fotografía: Sol89

Sección constructiva. Leyenda al final del artículo, en "Estructura de acero y fábrica cerámica".

Fotografía: Fernando Alda

La envolvente se resuelve con dos hojas cerámicas, la exterior a la que asociamos el aislamiento térmico es pasante, de modo que el aislamiento térmico no quede interrumpido por las impostas de los forjados y para que los previsibles movimientos de la estructura metálica no se trasladen directamente al cerramiento. Una serie de lucernarios de apertura electrónica en la crujía intermedia permiten iluminar el ámbito más interior de la casa en el escritorio y la escalera, funcionando como chimeneas de ventilación que, junto a los ventiladores instalados en dormitorios y salón, propician una brisa cruzada para refrescar la casa. El resto de las particiones son de yeso laminado o se resuelven con las propias estanterías de cuadradillos y chapa de acero. La fachada, que en realidad es un plano escindido de la casa que funcionan como un velo, recoge una serie de elementos propios de la arquitectura popular andaluza: un postigo, una cornisa (exagerada como una visera), un balcón y una celosía. Esta colección de motivos vernáculos calan este plano que pertenece al ámbito público de la morada. La celosía se ha ejecutado con piezas cerámicas utilizadas para resolver el escalonado de escaleras, colocadas verticalmente de modo que usamos la inclinación que presentan para abocinar los huecos a modo de saeteras. Todos los elementos cerámicos se enfoscan con mortero de cal y se pintan con pintura de grafeno elaborada a base de cal cuyo proceso de endurecimiento favorece la absorción de CO2 de la atmósfera. El color blanco, remedo del encalado popular de los pueblos meridionales y acorde a la Ordenanza municipal sensible a esta memoria vernácula, contrasta con los materiales de las casas vecinas surgidas desde el catálogo tectónico que imponen los almacenes de proveedores propios de las periferias urbanas.

En cuanto a las instalaciones, podríamos reseñar la producción mediante aerotermia del agua caliente que alimenta el suelo radiante que atempera el hormigón con árido blanco del pavimento de planta baja instalado sobre la cámara bufa y la tarima de arce de planta primera. La instalación eléctrica se completa con un sistema de placas fotovoltaicas situadas en cubierta. Debido a su importante presencia desde la vivienda, la cubierta del pabellón al fondo del solar se resuelve con un sistema vegetal con especies autóctonas de bajo mantenimiento, completando el paisaje de patios enverdecidos que salpican el caserío de Castilleja de la Cuesta.

Disposición de las piezas cerámicas de peldaño según filas.

Sol 89, M. G.: Lo que pasa, también con los pueblos blancos que siempre han existido aquí en Andalucía, es que eran casas encaladas en blanco. Incluso se encalaban las azoteas, que era la propia impermeabilización, y todos los años, todo el mundo pintaba sus casas, encalaba sus casas. Tener una casa blanca supone cierto mantenimiento. Todo empezó a cambiar cuando la gente empezó a alicatar la fachada. Luego se prohibió alicatar, pero ya empezaron a aparecer otros materiales que exigían menos mantenimiento y el blanco está desapareciendo, pero realmente es lo que dice la normativa. El arquitecto municipal, de hecho, se alegró de que, por fin alguien respetara la normativa. 

Arquitectura blanca y celosías, en el entorno próximo. Fotografía: Sol89

T.: ¿Y se exige, al menos, un tono claro?

Sol 89, J. L: Un color claro, sí. Y luego también habría que tener en cuenta que en Sevilla y su entorno, a principios del siglo XX, a través de la Exposición Universal de 1929, aquella que construyó la Plaza de España y demás, se genera un falso libro de estilo de la arquitectura sevillana, el Regionalismo, que lo abandera fundamentalmente Aníbal González y que genera un estilo que cala tanto popularmente que la gente asocia ya a que esto es lo auténticamente sevillano, que es fundamentalmente el ladrillo aplantillado, ladrillo a cara vista, muy bonito, para las casas más burguesas, y el catálogo de colores de grana y oro, que son el rojo, como sangre de toro, y el dorado albero. Pero esos colores, en realidad, son una invención. Hasta ese momento, la arquitectura popular andaluza era blanca, y aparecía el ladrillo cuando eran ya casas más importantes, y si eran ya edificios de la Iglesia se utilizaba la piedra de Cádiz, fundamentalmente. Entonces, de repente los pueblos se empiezan a llenar de esos colores amarillos, rojos, que son una invención.

Sol 89, M. G.: Que es una mala interpretación del Regionalismo, porque realmente a mí el Regionalismo sevillano, el buen Regionalismo, me parece que son obras exquisitas y composiciones de fachada que ojalá se repitiesen.

Sol 89, J. L: Y volviendo a la casa, es verdad que en las fotos de fachada, la casa llama la atención porque es la única blanca, blanca. 

Fotografía: Fernando Alda

T: Que en la memoria pone que habéis utilizado pintura al grafeno ¿es una opción que ya habíais utilizado anteriormente?

Sol 89, M. G.: Fue una petición de los clientes. Es verdad que nosotros tenemos una cierta querencia por los materiales de silicato cálcico, que tienen que ver también con la tradición, y los utilizamos extensivamente sobre todo cuando son obras de rehabilitación. Pero, en este caso, fue Gemma la que había conocido previamente este acabado y nos propuso utilizarlo y no nos pareció mal, confiando en este proceso de que la cal al endurecer es capaz de absorber el CO2. Al final es una pintura absorbente que está bien, que tiene mucho cuerpo, parecida a la de silicato cálcico.

T.: Y la fachada, que es muy cerrada, luego presenta una colección de mecanismos de apertura, el portón o el balcón, que resulta ser la prolongación de una pasarela. 

Sol 89, M. G.: Esa colección de elementos como son el balcón, la cornisa, el postigo, la puerta de paso, el zócalo, la celosía, que puedes encontrar por muchos sitios, para nosotros es muy importante entenderlos dentro de la arquitectura contemporánea, porque la casa está en la calle de un pueblo, por donde pasa la Semana Santa, El Rocío, donde es normal asomarse, y esa posibilidad de atravesar el patio y asomarte nos parecía fundamental, y por eso nos gusta tanto la foto en la que pasa El Rocío. Y, además, la casa va cambiando cuando está cerrada a cuando se van abriendo las diferentes partes. 

Fotografía: Fernando Alda

Sol 89, J. L: Ya decimos que es un ámbito de trabajo, lo de intentar actualizar o incorporar en el lenguaje vernáculo, o la sintaxis vernácula, al discurso contemporáneo que nos genera dudas. Me interesó muchísimo el ejercicio de Sota en Esquivel, o Fisac en los pueblos castellanos. Nos parecía que merecía la pena intentarlo, con el respeto por no banalizar esos elementos y cruzar el umbral de lo folclórico, porque no nos gusta mucho cuando vas a ciertos pueblos con una escala determinada y aparece esa imposición moderna, ortodoxa. 

T.: A nivel de funcionamiento de la casa, el elemento del fondo que hace de la cocina, ¿es como un comedor de temporada?

Fotografía: Fernando Alda

Sol 89, J. L: Esa pieza tiene varios sentidos. Primero, querer rematar la casa, que la casa no mire contra una medianera, sino que se mire un poco contra sí misma como en la casa patio de Sert en Cambridge, de cuando él estuvo de Dean en Harvard. Ese pabellón, originalmente, llevaba carpintería de vidrio y era cerrado, pero, por las cuestiones económicas que ya hemos mencionado, se decidió dejar al menos un porche que, al final, se ha demostrado muy versátil, porque es un porche orientado al norte que en los momentos de más calor lo utilizan más que el porche que está en continuidad con el salón, orientado al sur. Y allí tienen esto que nos pidieron de la cocina económica, que es un ingenio que hemos tenido que estudiar, porque de oídas lo habíamos escuchado, pero no sabíamos exactamente ni qué era, y que al final es una cocina que funciona con leña y con placas de hierro fundido.

Sol 89, M. G.: Sí. En los países sudamericanos, hay viviendas en las que se utiliza como cocina y casi como chimenea. De hecho, nosotros, para hacerla nos empapamos de los manuales de cooperación de Cómo hacer su cocina

Sol 89, J. L: Al final, es un espacio de estos que no son ni los más caros ni los mejor construidos en términos de tecnología, pero muchas veces son los más vividos. 

T.: Es un espacio indefinido. Porque, ¿dónde acaba el espacio? Lo define la sombra. Son intangibles, como el sonido del agua de la alberca.

Fotografía: Fernando Alda

Sol 89, J. L: La cocina o la alberca tienen que ver con los recuerdos de Gemma, de su casa catalana de cuando era niña. De nuevo, es un ámbito de trabajo más ambiguo, no tan certero como trabajar con las cuestiones con las que nos podemos sentir más seguros —como he dicho antes, el espacio, la construcción—. Es lo que surge cuando te sientas con el cliente y le preguntas: “¿Qué necesitas? Y no me vayas a decir que son tres dormitorios, una cocina y un salón, que eso ya lo sé. ¿Qué anhelas? ¿Qué hay detrás,que realmente completará un verdadero programa funcional?”. Y a veces nos funciona más, a veces menos, pero con ellos funcionó muy bien. 

Sol 89, M. G.: De hecho, nos mandó una foto de ella en la casa de Barcelona que tenía un huerto, un pozo, un árbol, y nos dijo: “Intento pensar cuál es el sitio donde yo me siento más feliz, y siempre se me viene a la cabeza esa imagen”. Y entonces, el pozo se convirtió en la alberca esa redonda, y se plantó un árbol que ella había elegido.

Fotografía: Fernando Alda

Sol 89, J. L: Somos unos diseñadores muy poco diseñadores. Quiero decir, nos cuesta mucho diseñar por el puro diseño, por la pura satisfacción de la forma. Necesitamos agarrarnos a cosas. Entonces, cuando no hay argumentos puramente funcionales, pues intentamos tirar de otros asuntos. Y en este caso funcionó cuando apareció la idea del pozo y el árbol, que formalmente no se parecen, evidentemente, pero evocan y a ella le satisface mucho tener el recuerdo de esas dos cosas allí. 

T.: Y la pérgola que es de altura doble, ¿os planteasteis alguna vez que fuera más baja?

Sol 89, M. G.: Sí, pero está calculada para proteger del sol en verano y, como es fachada sur, si era más baja nos obligaba a sumar otro elemento arriba. Y, por otro lado, es una pérgola en proceso, porque hay plantadas unas glicinias, que es una planta que trepa y luego empieza a caer como si fuera una liana con flores. 

Sol 89, J. L: La glicinia cae mucho y esa caída va a modular un poco esa altura.

Fotografía: Fernando Alda

T.: Y el cambio de escala también le da otro carácter a la casa. 

Sol 89, M. G.: Salvando la distancia, a mí, por ejemplo, me gusta mucho de Palladio la extrañeza de la escala de elementos. Las fachadas de Palladio, si las analizas, son un disloque, una doble planta que es solo una planta... pero esa esa extrañeza espacial hace que sea algo interesante. Eso a nosotros nos fascina mucho, no quiere decir que intentemos emular a Palladio, porque evidentemente es complicadísimo, pero no sabemos si consciente o inconscientemente este tipo de cosas nos las planteamos.

T.: Es curioso, porque creo que la formación de referencias clásica, la llevamos dentro. Y entonces te sale y cuando sale, queda muy bien. Porque en otro proyecto ha salido también referencia a Palladio y parece mentira que ahora en pleno siglo XXI, estemos hablando de Palladio. El tema de la escala es un tema fundamental.

Sol 89, J. L: Hay una cosa que nosotros hemos defendido siempre, y nos ha provocado algún conflicto en la escuela de arquitectura donde damos clase, que la historia de la arquitectura normalmente se ha dado mal, lo cual no significa que no se haya dado de una manera interesante, pero siempre se ha dado desde el punto de vista de la historiografía, pocas veces desde el proyecto arquitectónico. Ahora, si analizamos las obras de cualquier periodo, como un problema de proyectos, es decir, de un arquitecto enfrentándose a un problema, sigue siendo una cantera absolutamente fértil, de las que seguimos aprendiendo sin que haya fronteras temporales.

A raíz de Palladio, recuerdo cuando descubrí que la mayoría de los fustes de Palladio, precisamente por problemas económicos, no eran piedras ni tambores de piedra. Por supuesto no eran fustes de una sola pieza, sino que eran quesitos cerámicos, o sea, ladrillos en cuñas que iban conformando el tambor y después se enfoscaban con estuco. Recuerdo ese libro de Antón Capitel, de La arquitectura como arte impuro, donde creo que leí esto. Esos ajustes siempre han estado presentes en la arquitectura.

El coger una pieza de peldaño, darle la vuelta y convertirla en una celosía, viene de ahí, por una continuidad que la da el tiempo. Pero viene de que al final son problemas de proyecto. Con el estilo, y el tiempo y la necesidad de cada época, sin duda, pero son problemas de proyecto. Si la historia se mira así, ¿Cómo no vamos a aprender de Palladio?

Sol 89, M. G.: A mí me relaja mucho aprender Palladio y lo tramposillo que es. Y tú dices: «Bueno, si Palladio lo hacía». Nada mide lo que mide, pero él consigue que al final haya una composición y una armonía.

T.: A veces esos errores, esos trucos, mejoran la percepción, porque dan vibraciones extrañas. Yo creo que ahí también hay mucho para aprender. 

Sol 89, J. L.: Lo que pasa es que es un material con el que es más complicado trabajar porque no tiene una respuesta unívoca. Pero merece la pena intentarlo.

Estructura de acero y fábrica cerámica: Compatibilidad y armados.

Celosía cerámica ejecutada con piezas de peldañeado. Detalles.

Estrategias de climatización: Ventilación y protección solar/ suelo refrescante.

Ficha técnica

Autoría: María González y Juanjo López de la Cruz / Sol89

Localización: Castilleja de la Cuesta. Sevilla

Colaboradores: Javier Valenzuela, Miriam Domínguez, estudiantes de arquitectura; Duarte y Asociados, estructura; Miguel Sibón, instalaciones; Cristóbal Galocha, Arquitecto Técnico.

Fotografías: Fernando Alda

Empresa constructora: Meta 360

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Editado por:

Tectónica

Publicado: Aug 30, 2023

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