Rehabilitación de la Estación Internacional de Canfranc

Pedro José Delgado

El proyecto de rehabilitación de la histórica Estación Internacional de Canfranc, redactado por la empresa de arquitectura Ingennus y dirigidas las obras por José Miguel Sancho arquitectos, ha transformado este Bien de Interés Cultural en un hotel de lujo, restaurando su monumental arquitectura y adaptándola a los criterios de eficiencia EnerPHit. La intervención técnica se centró en la restauración integral de fachadas, la marquesina perimetral y el saneamiento de la estructura de hormigón armado, un proceso donde las soluciones de Sika jugaron un papel esencial, asegurando la integridad, durabilidad y conservación eficaz de este icónico patrimonio transfronterizo.

Fotografía: Manolo Yllera.

Construcción de una línea ferroviaria de conexión entre España y Francia

El sueño de tener una estación de trenes que uniera a España y Francia desde Aragón nace en el año 1853, como un profundo deseo expresado por el manifiesto Los Aragoneses a la Nación Española, del que eran autores un grupo de altos dignatarios representantes de las instituciones y de la sociedad civil aragonesa de la época. Tenía por objetivo exponer las grandes ventajas que tendría el trazado de un ferrocarril en el norte de Zaragoza para conectar París y Madrid. Además de un recorrido obviamente más rápido entre las dos capitales, también se intuía que la obra traería más dinamismo a la población cercana y se argumentaba el antecedente histórico de que se aprovecharía la vía tolosana, creada por los romanos para el despliegue del Imperio de aquel entonces. Esta obra empezaría a materializarse recién en 1882, ya que, por el beligerante contexto que envolvía a Europa en la época previa al final del siglo XIX, abrir un paso entre los Pirineos sería un arma de doble filo y una peligrosa entrada de tropas enemigas a la península ibérica. Finalmente, y con un prolongado retraso producido por varios factores, como la situación económica, la presión por parte del gobierno francés, que dudaba si una conexión ferroviaria desde Cataluña sería una mejor opción, y sin dejar de mencionar el ambiente bélico, la esperada Estación Internacional de Canfranc se inauguraría en el año 1928, ante la presencia del rey de España Alfonso XIII y el presidente de Francia Gaston Doumergue, como un símbolo transfronterizo entre las dos naciones europeas, pero en suelo español.

Inauguración de la Estación Internacional de Canfranc, 1928.

El diseño de la estación, en una primera instancia, le fue encargado a un ingeniero de Caminos y Puertos, Fernando Ramírez de Dampierre, que contaba con una experiencia orientada principalmente a la construcción de sistemas ferroviarios, túneles y otras infraestructuras, y no a edificaciones habitables.

La estación se ubicó en el estrecho valle del Aragón, en los Pirineos, lo que resultaría en una planta extremadamente alargada, de 240 metros, totalmente cubierta para sobrellevar las duras condiciones climáticas de la región, ya que la actividad ferroviaria debía realizarse, de preferencia, bajo techo. Dampierre se inspiraría en la estación del Norte de Madrid (actualmente de Príncipe Pío) y seguiría un claro y marcado estilo influenciado por la Escuela de Bellas Artes de París, con decorados y ornamentos muy similares a la arquitectura palaciega francesa. El primer encargado del diseño falleció en 1921, y lo sucedió, otra vez, un ingeniero, Ramón Martínez de Velasco, quien mantuvo en gran medida el diseño de la fachada, pero cambió completamente la estética interior de la estación.


El estilo arquitectónico del edificio principal buscaba causar un impacto simbólico, inspirándose en la arquitectura palaciega francesa y la clásica romana. Los arquitectos que concluyeron los estudios de la edificación, partiendo de los estudios precedentes, fueron el delegado técnico español Guillermo Brockmann y el francés Le Cornec.

La Estación Internacional no fue creada solamente para su función ferroviaria, sino también como un espacio de representación de los dos países europeos, levantándose como una estructura monumental, superada tan solo por la majestuosidad de los Pirineos. Sin embargo, presentaba un aire tardío, pues las demoras hasta su culminación resultaron en un edificio contemporáneo en fecha, aunque no en estilo, a la corriente racional fundamentada en los principios difundidos por la Bauhaus. De todas maneras, aunque en el edificio se respira un aire clásico tardío, sí que fue construido en base a los progresos y conocimientos de los materiales de la Revolución Industrial, como el hormigón armado, el acero y el vidrio, con sus evidentes ventajas para concebir espacios más grandes e imponentes, siendo usados principalmente en sus fachadas, en la estructura interna, las marquesinas y el resto de su infraestructura. Los recubrimientos y decorados del edificio, en favor de mantener una estética clásica, fueron resueltos con morteros y prefabricados de apariencia pétrea; las cubiertas estaban revestidas de pizarra negra. El interior de Canfranc fue diseñado por Velasco como un gran espacio de representación para los viajeros europeos, con una aparente influencia del estilo observado en referentes historicistas americanos, como la Chicago Union Station. En su interior se pueden ver altorrelieves que representan al dios protector de los viajeros y del comercio, Mercurio (Hermes), enfatizando el simbolismo transfronterizo de la estación.

La Estación de Canfranc en el valle del Aragón. Fotografía: via VisualUrb.

Crisis, abandono y declaración como Bien de Interés Cultural

Los primeros años de funcionamiento de la estación internacional fueron deficientes y frustrantes para los aragoneses. En el contexto de la Gran Depresión de 1929, Canfranc presentó varias deficiencias técnicas en cuanto al servicio que debía prestar, además de un incendio en la zona española de la estación, ya que la otra mitad estaba bajo el control de las autoridades francesas. Al poco tiempo, alrededor de 1936, Canfranc fue controlado por las tropas franquistas, y se tomaron medidas cautelares por motivos de seguridad militar, tapiando el túnel que atravesaba los Pirineos, lo que detuvo su funcionamiento internacional y permitió solo el servicio hacia el interior de España. Ya bajo el régimen instaurado por Franco, el lugar fue utilizado para el intercambio comercial y el espionaje en alianza con la Alemania nazi. Sin embargo, el jefe de la aduana francesa, Albert Le Lay, ayudó al escape de miles de judíos perseguidos a través de esta frontera, ganándose el apodo de “rey de Canfranc”. Así, el ideal alguna vez soñado de la estación distó mucho de la realidad del momento: un periodo envuelto en inestabilidad y constante militarización. El deficiente uso de la estación empeoró con el cese de las actividades internacionales en 1970, provocado directamente por un accidente ferroviario ocurrido en la zona francesa, a la altura de L’Estanguet, que causó el cierre definitivo por su inoperabilidad. Es así como el edificio y sus vías cayeron en el abandono y, por lo tanto, en su inminente deterioro, agravado por las duras condiciones climáticas de la zona, además del vandalismo y el paso del tiempo. Como resultado de estos agentes destructivos, la estación adquirió un estado físico lamentable, especialmente a partir de los años noventa.

Estado previo a la intervención. Fotografía: Manolo Yllera.

Lejos de ser su fin, la condición de ruina de Canfranc la convirtió en leyenda. Se situó como uno de los monumentos más atractivos del mundo en páginas web dedicadas al patrimonio abandonado. La estética de la ruina resultaba interesante porque revelaba el efecto implacable del paso del tiempo, con una mezcla romántica de su estilo afrancesado, así la estación reforzó su relevancia como orgullo de los aragoneses. Varios acontecimientos importantes determinarían las acciones para su recuperación, como la creación, en 1993, de la CREFCO (Coordinadora para la Reapertura del Ferrocarril Canfranc), junto con su homóloga del lado francés; también su aparición como escenario de documentales, películas y propagandas; y, finalmente, su declaración como Bien de Interés Cultural en 2002 por parte del Gobierno de Aragón, pasando de ser una ruina legendaria a un patrimonio que debía protegerse, sentando las bases para las acciones de su conservación y restauración.

Estado previo a la intervención. Fotografía: Manolo Yllera.

Actuaciones para la recuperación del edificio histórico

Una vez fijada la inminente necesidad de obras para el edificio, por su importancia arquitectónica e histórica, y siguiendo los objetivos redactados por el Gobierno de Aragón en el Plan Parcial del Sector SUZ-D, entorno a la Estación Internacional de Canfranc, el proyecto, dirigido por la empresa de arquitectura Ingennus, surge del traslado del uso ferroviario de este monumento catalogado como Bien de Interés Cultural, para desafectar de tal uso parte de los terrenos que lo rodean y atender a la necesidad de continuar con la rehabilitación total del edificio histórico, así como de su entorno, con el fin de fomentar la revitalización cívica de este espaci para impedir que su deterioro continuara. Ingennus se encarga de la reconversión de la antigua Estación Internacional de Canfranc en un hotel de lujo enclavado en un paisaje único.

Análisis de patologías por módulos.

Entre enero de 2006 y agosto de 2009 se ejecutaron obras de consolidación y rehabilitación estructural del edificio, que incluyeron demoliciones interiores, refuerzos estructurales, reconstrucción de torreones y nueva cubierta, sustituyendo la pizarra por zinc de color negro para conservar el aspecto oscuro original del recubrimiento. Posteriormente, se realizaron obras de conservación y mejora de la accesibilidad para permitir las visitas turísticas al vestíbulo y a sus andenes, así como la rehabilitación del paso subterráneo norte, que da acceso al espacio interior (2013-2014).

En colaboración con la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Aragón, se llevó a cabo la restauración de los muros interiores del vestíbulo (2014-2017) y se instalaron elementos expositivos para su funcionamiento como museo, así como equipos de iluminación y sonido para los espectáculos multimedia en la fachada del lado español.

A pesar de estas intervenciones, el estado de conservación tanto de las fachadas y de los elementos que las componen, como de la marquesina y de los andenes perimetrales, era muy deficiente en relación con los elementos y acabados que conformaban su formalización original. Esto se debe, en gran parte, a las duras condiciones meteorológicas, que ocasionan un proceso de deterioro lento pero continuo y conducen a la ruina de la edificación. Así pues, el proyecto se concreta en la restauración de las fachadas, la sustitución de las carpinterías, la restauración de la marquesina y la rehabilitación de los andenes de este monumento histórico aragonés con huella internacional.

Criterios de intervención

Como criterio general, se propuso una actuación en favor de la integridad estética del edificio, sin modificaciones, simplemente con la adaptación de algunas de sus condiciones a la normativa actual, la sostenibilidad y la eficiencia, tratando de forma integral las fachadas norte, sur, este y oeste, y procediendo a la restauración de todos los materiales y elementos arquitectónicos.

Otro de los objetivos prioritarios del proyecto es alcanzar la máxima eficiencia energética del edificio, mejorando su envolvente y aprovechando al máximo las ganancias térmicas, tanto interiores como exteriores.

La rehabilitación, se han desarrollado bajo criterios EnerPHit (estándar de rehabilitación de Passivhaus).

Detalles constructivos de la rehabilitación de la envolvente con criterios EnerPHit. Ver documento ampliado.

Intervención técnica arquitectónica

Se realizó un análisis minucioso de cada elemento, determinando su estado de conservación, los materiales que lo componen y las patologías de deterioro, estableciendo la metodología de intervención en los diferentes elementos de la edificación, los cuales son:

Fachada

Estado previo a la intervención. Fotografía: Manolo Yllera. 

La patología más extendida es debida a la carbonatación del hormigón por su antigüedad, el incremento de volumen de las armaduras y otros elementos férricos que, por su oxidación, habían reventado el escaso revestimiento de hormigón, y la falta de adherencia de los morteros a sus respectivas capas de soporte, evidenciada en las zonas donde la presencia de humedades ha provocado el deterioro de la estructura y de los revestimientos. La causa principal, en estos últimos, es la porosidad y el limitado grado de adherencia de dichos materiales, que han facilitado el paso del agua entre ellos y su soporte.

Igualmente, las escorrentías de agua y nieve han producido daños considerables en las cornisas, frisos y triglifos, situados inmediatamente bajo el remate perimetral de la cubierta, ejecutado en chapa de zinc.

Por parte de la empresa, se procedió a la reparación y sustitución del remate perimetral y otros puntos de la cubierta (rehabilitada con chapa de zinc negra) como limahoyas, pináculos, etc., prestando atención especial al volumen central y a los torreones laterales. Se rehicieron los elementos de evacuación de aguas pluviales, que a su vez trabajan junto con las gárgolas y canalones. También se realizó el desmontaje de instalaciones y estructuras obsoletas y el saneamiento selectivo del soporte de todos aquellos revestimientos que habían perdido la cohesión, hasta llegar a la base de hormigón o mortero, para permitir la limpieza y eliminación de depósitos superficiales. La empresa Estudio Métodos de la Restauración S.L. (EMR) reparó los fondos de la fachada histórica y los decorados con nuevas molduras, se reconstruyeron y protegieron con formación de pendiente los bordes y líneas de las fachadas y de sus elementos ornamentales, se recuperaron las texturas rugosas, se sustituyeron y complementaron los recubrimientos faltantes y, finalmente, se procedió con su protección mediante materiales SIKA, esenciales para la conservación eficaz del monumento.

Fotografía: Manolo Yllera.  

Regeneración de paramentos

La intervención no solo buscó reparar, sino también actualizar el edificio conforme a los estándares contemporáneos de eficiencia y sostenibilidad. En este sentido, los materiales SIKA fueron fundamentales, participando en la regeneración, reparación y consolidación de sus muros de fachada, y forjados y pilares interiores de hormigón. Estos materiales fueron un apoyo esencial para solventar con éxito esta primera etapa.

El estado inicial de los paramentos presentaba numerosas deficiencias, como nidos de grava en pilares, elementos ornamentales de ventanas desaparecidos, fisuras estructurales y varillas de hormigón armado oxidadas. Para solventar estas patologías y deficiencias, la empresa AINUR, aplicador homologado de Sika, utilizó una combinación de morteros de reparación, seleccionados en función de los espesores a regenerar y de las condiciones climáticas exteriores, ya que los trabajos se llevaron a cabo incluso durante el invierno, en pleno Pirineo aragonés. Los morteros elegidos incluían, entre otros, Sika MonoTop ®-412 s, SikaRep®-2400, Sika Monotop®-910 S, Sika MonoTop®-3130 Ultra Rapid, SikaGrout®-340 y Sikalastic®-1K.

Reparación del hormigón

Las armaduras expuestas fueron tratadas con pasivante y puente de unión Sika Monotop®-910 S, y se realizaron grapados de fisuras estructurales mediante la introducción de grapas de acero M12, fijadas con SikaAnchorfix®-3030. La reparación de los nidos de grava y del hormigón se efectuó aplicando una capa de mortero de reparación SikaRep®-2400 en todos los paramentos, superando las expectativas de calidad requeridas. En las áreas con oquedades, se utilizó SikaGrout®-340 para el relleno.

Para prevenir la corrosión, se aplicó por el interior el inhibidor SikaFerrogard®-903 Plus en dos capas saturadas, mediante pulverización a presión sobre todos los paramentos tratados. Este producto también se empleó como capa de preparación antes de aplicar los revestimientos acrílicos.

En cuanto a los refuerzos estructurales, se llevaron a cabo dos acciones distintas: el refuerzo de pilares, previamente intervenidos pero con el refuerzo deteriorado, utilizando SikaWrap®-230C; y el refuerzo de los huecos de las escaleras, mediante la incorporación de refuerzos en las vigas horizontales perimetrales. Para los tratamientos superficiales, se aplicaron revestimientos acrílicos en el zócalo de la balaustrada de la escalera y en el edificio de acceso a la estación, utilizando productos como SikaWall®-45 Primer y SikaColor®-671W, con el fin de restaurar el aspecto original del conjunto.

Edificio central de la estación de Canfranc. Fotografía: RickruMac vía Wikimedia Commons.

Fotografía: Manolo Yllera. Interiorismo: ILMIO Design.

Rehabilitación de la marquesina

El edificio de la estación está rodeado, en todo su perímetro, por una estructura metálica empotrada en el muro de fachada y apoyada en pilares, conformando una pieza arquitectónica singular en forma de marquesina, destinada a proteger los andenes ferroviarios, español y francés, de las duras condiciones meteorológicas que soporta este territorio pirenaico. En la actualidad, permanecen sus elementos estructurales originales, puesto que su recubrimiento, acabados y tableros fueron desmontados durante la fase de ejecución de las obras de rehabilitación de la cubierta del edificio principal.

Intervención en la marquesina.

La propuesta de actuación planteada en este proyecto sobre la marquesina debe entenderse en términos de restauración, teniendo por objetivo la restitución del conjunto estructural a su estado original, poniéndolo en valor estético y funcional, y dotándolo de las mejores prestaciones en cuanto a su resistencia al envejecimiento, considerando las condiciones climatológicas propias de la zona en la que se encuentra emplazado.

Limitadas las posibilidades de cubrimiento por la aplicación de la normativa estructural derivada del C.T.E., no por ello se dejó de proponer una nueva alternativa protectora que permitiera recuperar su relevancia urbana. La solución propuesta parte de la desnudez física y conceptual de la estructura en voladizo, tanto en los frentes oeste como este, así como de su primer vano de crujía entre los pilares y el muro de la fachada. Cabios, vigas, celosías, capiteles y columnas muestran una expresividad plástica que permite poner en valor estético la singularidad del elemento, como si se tratara de una pieza escultórica.

Estado reformado de la marquesina. Ver pdf. Fotografía: El Cado de Chorche.

El segundo y tercer vano, espacios entre correas que ahora permanecen vacíos, son los que soportan una cubierta acristalada que permite resolver la función protectora de la marquesina. Este acristalamiento se ejecuta mediante un sistema abotonado sobre los perfiles existentes, con fijaciones puntuales realizadas con piezas de acero inoxidable ancladas a una subestructura del mismo material, resistente al entorno.

Fotografía: ©Marc Eggimann Photography.

La rehabilitación de la Estación Internacional de Canfranc no representa únicamente la recuperación de una infraestructura ferroviaria, sino la restitución de un icono territorial. Su presencia, entre Francia y España, entre ruina y modernidad, muestra el espíritu de los Pirineos como frontera y puente al mismo tiempo. La intervención reafirma así el compromiso entre técnica y memoria, garantizando la permanencia de uno de los hitos más emblemáticos del patrimonio ferroviario europeo.

Ficha Técnica Estación Internacional de Canfranc

Promotor: Suelo y Vivienda de Aragón S.L.U.

Redactores de los proyectos:

Proyecto de rehabilitación del edificio de la Estación Internacional de Canfranc para uso hotelero: Ingennus Urban Consulting S.L.P. (Fernando Used Bescós y Joaquín Magrazo Gorbs).

-Modificados del proyecto: José Miguel Sancho Arquitectos S.L.P. (José Miguel Sancho Marco, arquitecto; ingeniería de Pilar Peco Yeste en las instalaciones y de Miguel Ángel Agustín Berné en las de telecomunicaciones).

-Proyecto complementario de reparación de cubierta y estructura (interior): L. Javier Pérez Benedicto, arquitecto. Colaborador: José Ángel Pérez Benedicto, Dr. Ingeniero Civil y Arquitecto Técnico.

Director de obra: José Miguel Sancho Marco / José Miguel Sancho Arquitectos.

Directores de ejecución: Fernando de Marcos Calvo en la rehabilitación del edificio para uso hotelero y Javier Sánchez-Cruzat en la de la fachada y andenes (fase 1).

Dirección de instalaciones: Pilar Peco Yeste y Miguel Ángel Agustín Berné.

Interiorismo: ILMIO Design.

Empresa constructora: Acciona Construcción S.A. y Avintia Proyectos y Construcciones S.L. (“Canfranc U.T.E.”).

Aplicador de Sika: Ainur Trabajos Verticales

Restauración de la fachada: Estudio Métodos de la Restauración, S.L. (EMR).

Empresa explotadora del hotel: Canfranc Estación 2018 S.L.. Operadora del hotel: Cadena hotelera Barceló Hotel Group.

Edición: Pedro José Delgado

Fotógrafo: Manolo Yllera.

Edición: Pedro José Delgado

SIKA en Tectónica


Editado por:

Redacción .. Tectónica

Publicado: Nov 24, 2025

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