Trenta Tres, arroz para llevar: reforma de local por Pablo Muñoz Payá

Pablo Muñoz Payá Arquitectos utilizan muy pocos elementos para acometer la reforma de un pequeño local en la ciudad alicantina de Petrer: cerámica, piedra, cuerda y madera. Calidades, texturas y colores que evocan la mediterraneidad de su localización.

Arquitectura para tejer el Mediterráneo

Por todo el Mediterráneo lucen decenas de cúpulas y tejados que brillan tamizados por la luz y destellan los azules del mar con su cerámica. Hace casi cien años se bautizó como “la magdalena de Proust” al momento en el que una percepción evoca un recuerdo. Un efecto que surge inevitablemente al entrar a Trenta Tres, el local de arroces para llevar reformado en Petrer.

Cúpulas de cerámica vidriada azul en las capillas de la Catedral de Valencia. Fotografía: Carlos Teixidor Cadenas.CC BY-SA 3.0, wikimedia.org.

Diseño económico y artesanal

El proyecto ocupa un local en planta baja ubicado en la avenida de Madrid, la principal intersección —y la calle más ancha— entre la conurbación de Elda y Petrer. El programa se reparte en los 72,67 m2 del local, entre el mostrador público donde encargar y llevar los tradicionales arroces y la cocina reservada para el equipo de Trenta Tres.

La iluminación y el acabado de los materiales ya adelanta a pie de calle el atractivo de un diseño que conjuga modernidad y tradición. Sobre un panel de cerámica blanca, a juego con el interior, luce el rótulo del local en azul. Unas tiras de luz longitudinal iluminan los paramentos, invitando a entrar directamente al mostrador con el paso marcado por dos mesas alargadas.

Con un diseño económico y artesanal, incluso las mesas se han diseñado a propósito para el local, usando madera de roble con un sistema artesanal de chapa de acero lacado en blanco. Una pared azul a mano izquierda y la pared blanca a la derecha recuerdan a la “magdalena de Proust” con una cerámica esmaltada diseñada en Castellón.

El característico relieve y volumen de la pieza no sólo recuerda a las típicas tejas, sino también a las olas del mar bailando con la luz. Detrás del mostrador, el fondo del área pública está rematada por una pared de mampostería, una técnica tradicional de colocación de piedras provenientes de Bateig, una cantera cercana a Petrer. Picada y colocada a mano, la piedra de Bateig conjuga con el suelo de apariencia de barro cocido y aporta claridad a la perspectiva del local.

Unas jardineras que flanquean el mostrador aportan el toque de frescor al local, para el que se han escogido especies como el ave del paraíso gigante (Strelitzia augusta) y palmas arecas (Dypsis lutescens). Para aumentar la sensación de amplitud, se han alternado sus alturas que invitan a mirar al techo. Un entramado de cuerdas de yute, al estilo de las maromas de barco, cruzan el falso techo para aumentar la calidez del local con una solución sencilla pero efectiva.

Texto: Pablo Muñoz Payá Arquitectos

Plano de situación. Ver PDF

Planta. Ver PDF

Acceso al local desde la calle Madrid. Fotografía: Pablo Muñoz Payá.

Las dos paredes longitudinales se revisten con pieza cerámica vidriada con forma cóncava que crea una vibración náutica. Fotografía: P. M. P.

La pieza (Bow), diseñada por MUT Design se inspira en las tejas cerámicas. Dimensiones de cada 'teja¡: 15 x 45 cm. Fotografía: P. M. P.

El suelo presenta un acabado rustico, de cerámica mate sobre el que se colocan dos mesas de altura de barra formadas por una estructura de perfiles de acero con sobre de madera de roble de Savia. Fotografía: P. M. P.

El fondo del local se reviste con piedra de Bateig. Fotografía: P. M. P.

Colocación de la piedra de Bateig.

Las cuerdas tensadas que ocultan el falso techo acentúan el carácter náutico y natural del local. Fotografía: P. M. P.

Sección longitudinal y detalles. Ver PDF

Fotografía: P. M. P.

Los materiales elegidos ofrecen un interior cálido, de fácil mantenimiento para ofrecer un amplio espacio en el que el movimiento de las paellas no encuentre obstáculos.