Reforma de local en torno a una mesa para despacho de arquitectura por Ágora

Joan Casals y Jose Luis Cisneros, Ágora arquitectura

En la reforma del propio despacho del estudio Ágora, los arquitectos han ido decidiendo en obra cómo transformar el espacio en el que trabajaban, de modo que se ha convertido en el contenedor de una gran mesa dibujada según las necesidades de uso y circulaciones, construida con tablero de MDF de alma aligerada, que han recortado y unido con precisión de carpintería japonesa.

Fotografía: Joan Casals

Tectónica: Decidirse a la reforma del propio despacho siempre es traumático porque nunca es un buen momento para desmantelar el estudio, lograr seguir avanzando en las obras que se tienen…, y en este caso sorprende la actitud cómo os enfrentáis a ella, porque no se hace tabula rasa sino que parece más una labor de arqueología, de ir retirando capas, eliminar todo lo que había de superfluo, y, después, construir una mesa sobredimensionada que articula el espacio ¿Cómo fue el proceso de este trabajo? ¿teníais una idea previa muy definida al comenzar la obra?

José Luis Cisneros: Este espacio en el que estamos era un local familiar que estaba ocupado por una tienda de complementos de moda y, cuando comenzamos la andadura como despacho de arquitectura y cesó esa actividad comercial del local, me apropié de este espacio en plan okupa, es decir, me metí con lo que había y estuvimos una temporada a caballo, Joan y yo, entre este despacho y el que él tenía en Hospitalet hasta que nos dimos cuenta de que teníamos que unificar el lugar de trabajo. Y así lo hicimos, pero no de una manera radical, sino que fue un proceso muy lento en el que un día montabas una mesa con unos tableros y unos ladrillos porque se necesitaba y cosas así, y de pronto, tras varios años, te das cuenta de que siguen estando las vitrinas de cristal para los complementos de la tienda. Estábamos enfocados en los proyectos y nunca había tiempo para el despacho y en un momento dado nos preguntamos si realmente la oficina reflejaba la manera en que nosotros proyectamos.

En realidad, el nombre del despacho viene de esa actitud: Ágora, porque no había un sitio físico establecido, el despacho era cualquier lugar en el que nos juntábamos y nos poníamos a pensar. 

Fotografía: Joan Casals

UN DESPACHO, UNA MESA (Memoria del proyecto)

Construcción del escenario…

Despacho, como mesa.

 Nos encontramos en el interior de una de las plantas bajas comerciales, que existen en la calle Alfonso XII de Barcelona. El proyecto se sitúa, en los 60m2, que ocupa el espacio principal de una antigua tienda de ropa. La superficie encontrada, con un único frente iluminado a Este, ensombrecido por la altura de la fachada trasera de la Clínica del Pilar, se propone convertir en despacho de arquitectura

La intervención empieza engullendo un pequeño porche situado en el exterior, custodiado por dos entradas opacas. El gesto, recupera metros edificables. Introduce el máximo de luz y aire posible. Genera un nuevo espacio de almacenamiento. Crea un umbral, que introduce al visitante entre el interior y el exterior de la calle.

Axonometría general: La mesa, el despacho. Ver PDF

Y cuando empezamos a pensar en qué necesidades teníamos llegamos a la conclusión de que toda nuestra actividad se articula alrededor de una mesa: es donde trabajamos, donde discutimos, donde exponemos las maquetas, nos reunimos con los clientes o, incluso, donde comemos… es donde ocurría todo. Tras este periodo de reflexión nos damos cuenta de que para todas las necesidades que hemos definido nos faltaba espacio, y ahí es donde se empieza a trabajar la forma de la mesa con la que queríamos construir un espacio muy potente en el que cada uno pudiéramos expandirnos en nuestro trabajo, pero que no entorpecía la circulación, y surgen estas pequeñas hendiduras en el tablero que crean puestos de trabajo muy versátiles, en los que nos encajamos, nos comunicamos unos con otros, y permiten el paso a través del espacio que queda detrás. 

No dibujamos esta geometría extraña porque nos guste sino porque responde a las necesidades que planteamos. Es como una triangulación en la que nos vamos conectando entre todos. Y sobre cómo se transformó el espacio en cuanto a la materialidad que tiene, responde más a una concepción de la obra como un proceso constante en la que surgen cambios a medida que se avanza.

Fotografía: Joan Casals

Joan Casals: Aquí hay como dos proyectos. De hecho, nosotros cuando hemos presentado la obra algunas veces la hemos explicado como objeto y en otros como una reforma de interior simplemente jugando con las palabras. Es decir, “un despacho, una mesa” cuando queríamos hablar de la base, de la piel que recoge ese espacio, o “una mesa, un despacho”, cuando queríamos hablar del objeto como la pieza que definen el despacho. Entendido esto, sí que es verdad que hay un proceso muy meditado para crear la mesa en cuanto al programa, en cuanto a la circulación, en cuanto a los ensambles en seco. En realidad, la mesa cuando la veis en planta, en el espacio, es recta, pero tiene esa ambigüedad que tienen las cosas complejas; de responder a varias cuestiones a la vez. La forma es por el no entorpecer el paso, pero es también para el uso de esos espacios que se van generando para estar con otros mientras circulas. Eso fue algo prefigurado, que íbamos resolviendo en planta. Eso en sí es un proyecto en el que es importante el conocimiento de Pepo del mundo de los ensambles de madera japoneses, al que luego juega un papel importante Finsa para ayudarnos a investigar, cediendo algunos paneles. Hay buenas sinergias en toda esta prefiguración. Pero luego sí que es verdad que, en el proceso de configuración del espacio, cuando ya hay que colocar la mesa, aparecen oportunidades no prefiguradas. Unas más funcionales, como el hecho de decidir ganar diez centímetros perimetrales, y otras más casuales, porque das un martillazo a la pared y aparece una pintura de hace 20 años, una mampostería que tienen su interés, o un rascar un mortero y ver que las humedades que había desaparecen porque respiran, o un desmontar unas placas de yeso, y decidir dejar los montantes también porque los vemos como una oportunidad de enriquecer las capas de tiempo que estaban allí ocultas. Al final, esto es lo único que hemos hecho, activar algunas de estas capas para reconvertirlas en otras cosas: estantes, soportes de luz, organizar una métrica… Lo interesante es que todo esto iba pasando mientras seguíamos trabajamos aquí con todo el equipo. 

Fotografía: Ágora

T.: Entonces, en este despojar la envolvente había mucho de toma de decisiones en el momento según lo que os ibais encontrando.

J. C.: Es más el ir aceptando lo que se descubre en el espacio. Por ejemplo, cuando vemos las verticales de los perfiles primero pensamos qué bonito sería que tuvieran continuidad en el techo en el mismo sentido, pero luego resulta que van al revés y aceptas que así es mejor pues de esta manera podrás conducir las instalaciones del techo. Realmente es una obra que se construyó en el día a día y, además, como nosotros éramos casi siempre la mano de obra, la decisión, el cambio, siempre era posible. Parábamos todo y discutíamos si picábamos más, si una línea era recta, si dejábamos una superficie a mordiscos… el ir haciendo nos iba enseñando el camino. 

Fotografía: Ágora

Acto seguido, se eliminan revestimientos sobrantes. Se retira el viejo mobiliario. Se arrancan placas de fibra de cemento, conservando sus útiles montantes verticales y horizontales. Se repican algunos yesos humedecidos, liberando las paredes de capilaridades. Se elimina la iluminación incandescente, evitando sobrecalentamientos. Descubre un bello palimpsesto, compuesto de montantes galvanizados, vigas de madera sobre muros de mampostería y anotaciones en diversas capas de pinturas, que exaltan las temporalidades del espacio.

  

Fotografía: Joan Casals

Fotografía: Joan Casals

Finalmente, se reactiva la envolvente conservada haciéndola de nuevo productiva. Así, unas cortinas hacen vibrar los límites espaciales, que existen hacia otros espacios, que ajenos a nuestra actividad, aun hoy conviven con el despacho dedicándose al almacenamiento. Un color caqui, heredado de la antigua tienda de ropa, invade el despacho, jerarquizando futuros abordajes de alguno de estos programas. Un baño de color blanco, a toda la envolvente existente, se enfoca en poner de nuevo en acción, el nuevo escenario. Posibilita repensar las estructuras encontradas, bajo las placas de fibra. Como eficaces soportes de la nueva iluminación de bajo consumo; como útiles pasos de instalaciones; como polisémicos expositores de trabajos latentes. Rejuvenece un baño ubicado en la parte más oscura de local, del cual se deciden conservar sus sanitarios. Museiza las capas encontradas poniendo orden, medida y ritmo al espacio. Prepara, en definitiva, el escenario donde al final, se decide posar una gran mesa.

Fotografía: Joan Casals

La mesa. Ver PDF

Construcción de la escena…

Mesa, como despacho.

Pronto el escenario, recibe a su principal protagonista. Se trata de una mesa de 37m2 de superficie. El plano se expande por todos los rincones. Ocupa más del 60% del espacio libre. Nace en un extremo del ámbito de intervención, como lugar de almacenamiento. Concluye, delante la entrada, mostrando un pliegue, que anuncia una posible ampliación, como mesa expositora. La mesa, de hecho, se compone de dos trazos. El primero, de 10ml, es fijo. Se retranquea, dejando espacio, tanto al estar como al deambular. Integra la mecánica del despacho. Señala los espacios de trabajo. El segundo trazo, de 3ml, es móvil. Amplia las posibilidades programáticas de la actividad. Ambos tramos pueden unirse o separarse. El sistema se activa de la siguiente manera. Si se activa pequeño cilindro, escondido bajo el primer tramo, se despliega una pestaña, que permie el ensamble provisional del primer tramo con el segundo tramo. Pero si se desactiva el mismo mecanismo, el primer tramo se pliega, y el segundo, se separa de la parte más productiva de la actividad, generando un lugar de encuentro más íntimo. Es el momento, en el que dos puertas pivotantes aparecen en la escena desplegándose de la pared. La acción permite aíslar el segundo tramo construyendo un grado de privacidad puntualmente deseable.  

Planta despiece de los tableros Greenpanel. FINSA. Ver PDF

El tablero Greenpanel de Finsa que forma la mesa es un tablero ultraligero de MDF con alma reticulada.

La mesa se construye mediante seis tableros ultraligeros de alta resistencia de medidas 2850 x 2100mm. En realidad, planos horizontales de MDF de 4mm. separados 38mm por una cuadrícula de costillas verticales de 3mm. Se optimizan acudiendo al control numérico. Un tablero, por sí solo, construye la parte móvil de la mesa. Los otros cinco, ensamblados en seco, la parte fija. Para la unión de los tableros, se proyecta una galleta en DM que se sitúa en la parte central de cada plano. Un ligero desplazamiento horizontal ensambla los dos tableros. Cuando esto ocurre, una pata de forma trapezoidal, también en DM se introduce por la parte inferior, para permitir el apoyo de los dos planos en el sentido X. Acto seguido dos piezas clave en forma de C fijan por la parte superior la pata a los tableros. Finalmente, una cruceta del mismo material encaja transversalmente con la pata formando una T que absorbe los movimientos en Y. La cruceta se fija a la pata mediante dos piezas rectangulares de madera de pino. El cambio de material persigue dejar latente el proceso de montaje. Entre patas en forma de T, se disponen patas redondas de 60mm, reducidas a 50mm al llegar al suelo y al tablero; al suelo, para aligerar la superficie de contacto; al plano, para construir un último apoyo en seco. Cruz, punto, cruz, punto, es el ritmo que se repite a lo largo del tramo fijo. El tramo móvil, de un solo tablero, prescinde la cruz, destinada a la unión de tableros, precisando tan solo el punto.

Fotografía: Ágora

T.: Y centrándonos en la mesa, que es el elemento que tienen una carga más fuerte en la obra, has nombrado la importancia de las uniones que son especiales por las características del tablero, un Greenpanel que está formado por dos tableros de fibra de DM y un alma reticulada a modo de trillaje interior. Y la solución que proponéis tiene mucho de carpintería de armar japonesa con esos cajeados interiores y las piezas macizas de DM que hacen posible la unión de tableros, que son huecos, ¿Cómo fue el planteamiento y el proceso?

J. L. C.: Realmente, a mí me gusta mucho el tema de carpintería y cuando estábamos planteando la mesa, y por cómo funcionamos en el despacho, pensé que la mesa debería hacerse por piezas para que tuviese la posibilidad de montarse y desmontarse, de modificarla, trasladarla, y es cuando surgieron todos estos tipos de ensamble de la carpintería japonesa, en seco, en los que no se utiliza ningún herraje ni ninguna herramienta. Y ahí también se decidió utilizar este panel de Finsa, que ya conocíamos y hacía tiempo que lo queríamos usar. Sabíamos que aguanta grandes luces, que es muy ligero y cualquiera puede levantarlo. Y, siguiendo las técnicas japonesas de ensambles y de encuentros entre piezas, empezamos a estudiar cómo podíamos resolver esta mesa de un modo muy artesanal, en código abierto para que cualquiera pudiera cortar el panel y montarla. 

Axonometría con las fases de montaje. Detalle de las piezas de DM (MDF) que, a modo de galletas, se encajan en los tableros Greenpanel y permiten la unión de los tableros sin tornillería ni placas metálicas, evocando el modo de conectar y unir piezas de madera en la carpintería tradicional japonesa. Ver PDF

Fotografía: Ágora

Fotografía: Ágora

Fotografía: Ágora

Fotografía: Ágora

Fotografía: Ágora

Fotografía: Ágora

Un punto de especial interés era cómo conseguir la estabilidad de la mesa sin esa presión del atornillado, cómo aguantar los puntos singulares de una manera muy sencilla, y de ahí salieron unas pequeñas patas que lo único que hacen es evitar el vuelco en ese punto, pero la estabilidad se consigue con la pieza triangular. Hicimos muchas maquetas, modelos 3D, porque, como decís, el panel tiene costillas interiores, no es homogéneo. Pedimos a Finsa un panel para hacer una prueba porque lo que queríamos era vaciar una parte, la parte central para ensamblar dos galletas, y así se juntaban los dos tableros, pero luego teníamos que ir metiendo las demás para conseguir los apoyos por debajo y encima y que luego eso ya no se pudiera desplazar. Al final conseguimos la imagen de la cruz, que era la que queríamos para romper en los dos ejes. He de decir que los carpinteros eran escépticos y se sorprendieron cuando vieron, que, lo que habían fabricado ellos, funcionaba. Encajaron todas las piezas. Hay una pieza que metías por arriba, atravesando el tablero de la mesa encajándose en la pata triangular. Otra, se ajustaba sobre esta última, formando una cartela de apoyo, y para terminar de fijar el conjunto, una pequeña pieza rectangular se introduce en el hueco que queda: aguantará todo lo que hay alrededor y toda la pata central.

J. C.: Esa es la gracia, la pieza clave y por eso la pusimos de otro material. Pensamos en esa pieza fundamental que descubre  Indiana Jones y la aprieta y gracias a ello todo se abre. Pues esto es más o menos lo mismo, lo aprietas y esa acción lo desmonta todo. 

Fotografía: Ágora

T.: Pero, además, esta mesa es como un mini edificio, porque estas piezas de unión ‘a la japonesa’ tienen carácter de ménsulas, dan rigidez a todo el conjunto, y luego las patas son como pilares, evitando el vuelco. No es simplemente un mueble, tiene algo de pequeña arquitectura.

J. C.:  Es que son 36 metros cuadrados de mesa en un espacio de 60m2; más de la mitad del espacio es mesa. Al final la mesa en realidad es el despacho. Y un poco por resumir todo lo que ha dicho Pepo, el objeto al final de que las uniones sean en seco es para decir que la mesa es de madera; sólo de madera. Es lo que se perseguía, que la mesa fuera de madera y que la mesa fuera el despacho.  

Fotografía: Joan Casals

T.: Y, luego, ¿cómo son los otros elementos que ayudan a definir este espacio, la iluminación, el pavimento…?

J. L. C: Las decisiones siempre fueron muy inmediatas, el pavimento, que era marrón, simplemente se pintó de blanco con una pintura epoxi. Y también muestra el proceso en el que se construye este proyecto cómo se trataron los conductos que aparecieron, que también estaba previsto pintarlos, pero que, finalmente, se quedaron con la aplicación del puente de unión que había que dar a las estructuras galvanizadas porque vimos que el color era idéntico al techo.

T.: Cuando decís “puente unión”, ¿es como una imprimación?

J. C.: Si, porque en el galvanizado la pintura al esmalte no se queda y fue la casa de pinturas la que nos dijo que teníamos que recubrirlo con un “puente de unión” para que se adhiera al material y después la pintura ya sí se puede adherir a esta capa.

T.: Y los montantes en cambio sí se pintaron. Y han quedado como un detalle muy pensado para articular el espacio, y simplemente, os los encontrasteis.

J. L. C.: El que estén tan articulados es porque la placa mide 60 de ancho y cada 60 cm hay un montante. Y tiene que ser exacto en vertical, a plomo, porque si no encajan los tornillos. Y en el techo han desaparecido todos los cables que cruzaban, porque ahora pasan por encima de los montantes de arriba, los utilizamos como canalizaciones.

T.: Van por encima de la luminaria.

J. L. C.: Sí, de ahí descuelga la luminaria porque pincha del cable. Siempre procuramos que las soluciones no solo sirvan para una cosa, y este montante, que ya existía, nos ayuda a hacer de bandejas para pasar estas instalaciones y también nos sirven para soportar los elementos de iluminación, y además conforma una trama que ordena.



Fotografía: Joan Casals

T.: ¿Y cómo está resuelto el acondicionamiento? 

L. C.: Tenemos un aire acondicionado que es el mismo que manteníamos, y por lo tanto no hay nuevas instalaciones. Y a nivel de ruido, de bajantes y demás, como es una vivienda tenemos los horarios cambiados y cuando estamos trabajando no hay nadie en las casas. Podemos ceder exigencias en algunos aspectos y en este sentido no teníamos ninguna atadura ni normativa que cumplir.

J. C: Una cosa en la que me gustaría detenerme es en la envolvente, el límite que forman los montantes y el suelo que se pinta de blanco para remarcar que nos apropiamos de ese espacio, que lo hacemos de nuevo productivo. Los elementos encontrados ya no pertenecen a ese pasado, sino a este nuevo mundo donde se instala la mesa. La envolvente sería el límite temporal donde se sitúa nuestro proyecto. 

Fotografía: Joan Casals

Y también hay una actuación muy intencionada en el umbral de entrada, con la que, de alguna manera, nos apropiamos de la calle. Antes había una pequeña galería, como un porche de entrada, con los cristales mateados, y lo que hicimos fue desplazar la misma puerta que había en el plano de dentro hacia la calle, cambiar los vidrios por unos transparentes y romper uno de los tabiques que generaban esta galería que aprovechamos como estantería. El umbral de recepción ahora es interior, ganamos unos metros de espacio y tenemos esta estantería que sirve para enseñar lo que hacemos: una maqueta reciente, un panel de un proyecto que pueda llamar la atención…, para que la gente se pare… 

T.: Luego hay una pequeña habitación, un pequeño despacho donde está la mesa-anexo con una división de paneles DM que se pliegan y hacen de puerta o tabique.

J. C: Son dos pivotantes, una pivotante plegable y otra de una sola hoja, y lo que hace es dividir y generar ese espacio privado enfocado a cuando vamos a reunirnos con un cliente o un industrial para no molestar a todo el equipo. Y en esa zona también está el microondas y las cosas para la hora de comer. 

Fotografía: Joan Casals

Fotografía: Joan Casals

Fotografía: Joan Casals

La mesa, voluntariamente, se expande al resto del escenario en forma de armarios, puertas y estanterías. Estas últimas apoyadas tan solo sobre una barra corrugada de 16mm fijada a la pared mediante un taco químico, que sirve a su vez de perchero. Al contrario, el resto de mobiliario, intencionadamente, se viste de color blanco. Se persigue que no ocupen visualmente el espacio. Que desaparezcan en el escenario. Pues, en realidad, la mesa es el despacho. 

Ficha técnica

Autoría: Joan Casals y Jose Luis Cisneros / Ágora arquitectura

Localización: Barcelona

Colaboradores: Belén Ramos, Niccoló Santana, Ane Rodriguez, Sofia Lobianco

Fotografías: Joan Casals

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Editado por:

Tectónica

Publicado: Mar 31, 2023

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