Recuperación de la casa del guardés en una masía del Baix Empordà de Agora arquitectura

Agora arquitectura hace todo un ejercicio de equilibrio y sensibilidad para recuperar una antigua casa rural en el Baix Empordà a partir de un viejo muro de piedra y un paisaje evocador, utilizando conjuntamente sistemas industrializados de madera con técnicas tradicionales del lugar para teja, piedra o revoco.

Fotografía: Joan Casals

Al abrigo de un muro

Nos encontramos en el Baix Empordà. Encima de un pequeño acantilado, que domina un conjunto de campos repletos de girasoles. Frente al mar, acechado fuertemente por los vientos de la Tramontana. Detrás de un viejo muro de una casa, que custodia en ruinas su masía y territorio anexo.

El encargo requiere reconstruir la edificación encontrada persiguiendo la idea de un lugar donde pasar el fin de semana.

El proyecto se sitúa al abrigo del único muro que aún resiste en pie el paso del tiempo.

Fotografía: Joan Casals

Algunas notas de lo que nos contó sobre el proyecto Joan Casals de Agora Arquitectura (a Berta Blasco y JM Marzo de Tectónica).

El proyecto surge porque estamos haciendo una gran intervención en una masía en el Baix Empordà para un cliente que es recurrente en el despacho. La masía, de unos 2.000 metros cuadrados, se va a destinar a reuniones familiares y, junto a ella, hay esta preexistencia, una pequeña vivienda que ocupaba quien guardaba la finca, que deciden rehabilitar para cuando alguno de ellos quiera pasar un fin de semana y no quiera abrir los 2.000 mil metros cuadrados de casa. 

Fotografía: Joan Casals

Fotografía: Joan Casals

La casa en sí era muy pequeña, tenía su cubierta de teja, tenía cuatro paredes, de las que nosotros hemos conservado una esquina, y no cabía el programa que nos pedían, de más o menos unos 80 metros cuadrados con habitaciones, una sala con cocina, un par de baños. Se tenía que ampliar y nosotros decidimos conservar esa esquina para protegernos un poco de los vientos y dar sombra, y también con la con la idea de generar una cierta tensión entre el elemento existente y el nuevo. La arquitectura ocurre ahí, en ese pasillo, en esos 80 centímetros que nos separamos; la fachada real es la antigua casa y el trasero es ahora nuestra nueva casa. Hemos levantado una parte ciega atrás, una L que se contrapone a la preexistente y en la distancia se consigue componer la nueva vieja edificación. Hemos cogido las mismas tejas que había y hemos procurado que el exterior se integre con las texturas y los materiales que son de la zona, como es el esquerdejat, que es mortero grueso tirado a paleta que forma parte de la tradición del Empordà. Y en la otra parte de la fachada, en realidad hemos hecho la no fachada, totalmente de cristal para conseguir que la fachada real sea la preexistente. 

Dos habitaciones, se sitúan protegidas de las vistas ajenas, del sol caluroso de verano y del viento frío del invierno. Una con orientación Sur, se asoma en un extremo del muro. Otra con orientación Sur y Este, penetra en el centro del muro, a través de una pequeña ventana que permite conectar tiempos distintos en el horizonte. Salvado el muro, aparece el gran salón dominando las vistas. De forma exenta y en la parte central de la casa, una caja negra, contiene todos los servicios domésticos. Dos baños de nuevo revelan el contexto, a través del reflejo de los espejos y de las baldosas esmaltadas. Compitiendo con las vistas del salón, la cocina se suma al recurso de los baños, aprovechando el pulido del mármol.

Fotografía: Joan Casals

Fotografía: Joan Casals

La casa está en un acantilado, el mar se encuentra a unos kilómetros, es una línea fina azul…lo que si se ve, de hecho es muy impresionante cuando está todo verde y sopla el viento lo que se ve son las olas que se forman sobre los campos de girasoles, no es el mar. El primer plano es el dominio del campo y tiene lógica. Estás en una posición de vigilancia de los campos...

Fotografía: Joan Casals

Fotografía: Joan Casals

Fotografía: Joan Casals

Fotografía: Joan Casals

En realidad, todo se explica en un pequeño desplazamiento de 80cm que separa las trazas de la vieja edificación de la nueva. La sutil dislocación, evita descalzar la vieja construcción en la ejecución de la nueva. Permite estabilizarla dando espacio a un trasdós de piedra seca, que utiliza rocas sueltas provenientes de la excavación de la solera vista. Pero sobre todo, fuerza a deambular constantemente entre unos límites que indeterminan la presencia de ambas realidades. En la misma dirección se posan sobre la base 11 pilares prefabricados de madera paralelos al muro existente. Una estructura vertical que a través de la transparencia y esbeltez se erige capaz de recomponer la ruina. Contrapuesta a esta en la esquina contraria, un nuevo abrigo de madera, completa el cerramiento vertical y horizontal de la nueva casa. Esta vez se trata de una cáscara continua construida en CLT. En su horizontal pueden verse reutilizadas un conjunto de tejas viejas del entorno. En la vertical, la paleta de un albañil local, lanzando de nuevo mortero de arena gruesa. En una mimesis productiva con los elementos que en realidad construyen el lugar.

Texto: Agora Arquitectura

Fotografía: Joan Casals

La intención era que la piel fuera bastante continua. En el revoco tuvimos que jugar con los áridos, hicimos todos los colores posibles para conseguir algo que se pareciera a la teja con la idea de que hubiera una continuidad en la envolvente, incluso en algún momento pensamos renunciar a la teja y hacer como un gunitado completo en toda la fachada y la cubierta. De hecho, hablamos con Sixto Marín por una obra suya muy bonita, un centro de interpretación en las montañas de Huesca, con la forma de la casa tópica, que nos gustaba mucho porque le da una continuidad perfecta a lo que era toda envolvente, sin tener que añadir absolutamente nada más para completar la protección por el agua, pero entendimos que sobrecargar con un gunitado de hormigón, muy pesado, una estructura tan ligera, era un poco contradictorio y también el lugar donde estábamos nos invitaba a poner la teja; era una oportunidad de trabajar la teja en un momento contemporáneo y en un lugar que lo comprende. Fue un debate importante en el despacho, si manteníamos la teja. Y al final estamos contentos con la decisión y el resultado.

Espacio Salto de Roldán. Sixto Marín arquitecto. Fotografía: Pedro Pegenaute.

Fotografía: Joan Casals

Fotografía: Joan Casals

Para nosotros el material es importante. Decidimos que la cáscara que forma la vivienda fuera de madera. La cáscara es un elemento estructural y el interior responde a un programa que se añade, y esto lo queríamos destacar de alguna manera, con otro color, pero no con otro material, y por esos utilizamos una cera que tiñe, pero con la que la madera no pierde la veta. Y se recurre a la misma solución en el exterior y en el interior, de hecho, es una protección pensada para exterior. Y este entremezclar el interior y el exterior, en nuestro trabajo, es ya una obsesión. Nos gusta que ese contexto de fuera partícipe de lo que pasa dentro de la casa, que se vayan entrelazando las historias, y surge entones ese juego de materiales dentro o fuera. La misma cristalera, con el muro que entra; esa perforación en el muro para ver el paisaje a través… Vamos jugando con este tipo de discurso. Esto es algo que vamos haciendo sin querer, no lo buscamos, surge de forma natural.

Fotografía: Joan Casals

Allà la veig!, de feixes i boscos rodejada,

amb sos pallers que daura del sol ponent la llum.

Ja veig ses parets, sa rústega teulada,

sa negra xemeneia que de la llar sagrada

al cel aixeca el fum.

La masia, Francesc Casas i Amigó

Estructura de madera. Paneles CLT nervados en cubierta.

Una envolvente de capas: Estructural, aislamiento, estanqueidad, ventilación e impermeabilización. Detalles constructivos