La arquitectura hospitalaria se ha consolidado en el imaginario colectivo como aquella donde la racionalización en la distribución del programa y la eficacia de sus circulaciones definen, junto con la elección de unos materiales de alta durabilidad y mantenimiento fácil, los criterios de calidad del proyecto. Frente a la severidad habitual de los edificios sanitarios, el nuevo centro de día para tratamientos de radioterapia y hemodiálisis, diseñado en Granollers por BAAS-Arquitectura y CASA-Solo Arquitectos se ofrece como un edificio flexible y acogedor, con vocación de proporcionar a los pacientes, desde luego, el confort, pero también la calidez doméstica en sus procesos de curación. Las carpinterías de Wicona contribuyen a lograr un interior confortable acústica y térmicamente, además de garantizar el delicado equilibrio entre la entrada de luz y la privacidad, integrándose con unos espacios caracterizados por su sobriedad formal.
Acceso principal, en chaflán, al Centro de Radioterapia y Hemodiálisis de Granollers, con la pequeña plaza pública que, generada por el retranqueo del edificio, logra un espacio que acoge y recibe a pacientes y acompañantes. Fotografía: Roc Isern
Todos nos sentimos como niños fuera de casa cuando llega la enfermedad. Mucho más cuando la gravedad de la dolencia nos obliga a romper rutinas y pasar gran parte o, a veces, incluso todo nuestro tiempo en hospitales y salas de tratamiento.
El origen del tipo edificatorio moderno de hospitales y centros sanitarios puede situarse en el siglo XVIII, como respuesta a un deseo de proporcionar al paciente, por medio de la aplicación del método científico y la atención por parte de personal bien formado, las mejores condiciones para su recuperación y bienestar. La evolución posterior, durante el siglo XIX, trajo las distintas especialidades médicas y la separación de los pacientes por patologías, lo que abrió camino a la arquitectura de pabellones, especialmente para aislar a los pacientes que sufrían de enfermedades infecciosas. Después, el hito que supuso en 1928 el descubrimiento de la penicilina impulsó la búsqueda y el desarrollo de los antibióticos, lo que permitió tratar enfermedades previamente mortales y salvar millones de vidas, introduciendo mayor complejidad en las cirugías, principalmente, y en la especialización médica. Fueron los avances tecnológicos, con sofisticados equipamientos sanitarios, nuevos quirófanos, grandes ascensores, sistemas de ventilación y aire acondicionado los que han marcado la arquitectura sanitaria del siglo XX, caracterizada por la eficiencia de los recorridos del personal, la optimización de los flujos de trabajo y la exacta funcionalidad en la distribución de usos: todo ello, acompañado de espacios donde priman la blancura, la desnudez de las paredes, y en los que todas las decisiones de diseño se supeditan a evitar infecciones y a proporcionar, con la mayor eficacia e higiene, un adecuado tratamiento.
Solo en estos últimos años es cuando se está dando un salto cualitativo en los criterios para diseñar los centros sanitarios, con la aparición de una condición que parecía hasta ahora postergada: la preocupación por el bienestar emocional del paciente. Es aquí donde la intervención realizada por los estudios BAAS Arquitectura y CASA Solo se posiciona de manera inequívoca.
La calidad de la iluminación natural, controlando su entrada y luminosidad, es un factor importante para el bienestar de los pacientes del centro. Fotografía: Roc Isern.
El Centro de Radioterapia y Hemodiálisis de Granollers, un edificio satélite del Hospital Clínico de Barcelona que fue nominado a los Premios FAD en 2024, se destina a dar tratamiento ambulatorio a los pacientes del Vallès Oriental y Osona que reciben terapia frecuente o de larga duración, con objeto de que no tengan que desplazarse todos los días a la capital. El centro dispone de tecnología de última generación y está preparado para dar tratamiento a entre 1.000 y 1.200 cada año y evitar 16.000 desplazamientos anuales.
Con una superficie de casi 3.500 m2 , el edifico, inaugurado en 2023, nace de la voluntad política de crear una red de edificios sanitarios de proximidad que permitan recibir los tratamientos de larga duración cerca de casa.
Axonometría del Centro de Radioterapia y Hemodiálisis anexo al Hospital General de Granollers.
Aunque con funcionamiento y acceso independientes, el nuevo centro se sitúa junto al Hospital General de Granollers. En un primer gesto de cortesía arquitectónica, el nuevo edificio se retrasa ligeramente respecto de la alineación de la vía para ampliar un poco la acera de la estrecha calle Bartomeu Brufalt, por la que se accede al edificio, y configurar con su geometría una pequeña plaza que recibe a pacientes y acompañantes.
Planta de situación. El Centro se sitúa junto al Hospital de Granollers. El volumen se retranquea respecto de la alineación de la calle para conformar una pequeña plaza de acceso. Ver pdf.
El programa del edificio, que se organiza alrededor de dos patios, se distribuye en dos niveles: la planta baja alberga el vestíbulo y la agradable sala de espera, en doble altura, junto a la fachada que da a la calle, mientras en la parte interior de la parcela se sitúan las salas de tratamiento y oficinas, en un nivel semisótano.
Planta baja. La parte sombreada representa la continuidad del espacio público de la calle con el área del vestíbulo y áreas de espera que se sitúan más próximas a la línea de entrada. Ver pdf.
La planta superior está destinada a hemodiálisis: consultas y laboratorios se adosan a la fachada oeste y a los patios para lograr la entrada de luz natural, en tanto que vestuarios y dependencias técnicas se sitúan en la opuesta. Los pacientes de hemodiálisis comparten una amplia sala con iluminación natural y cuya intimidad está protegida de las vistas desde el exterior.
La diferencia de cotas entre la calle de acceso y el jardín interior del hospital colindante ha propiciado una de las estrategias más eficaces del proyecto: situar la planta de instalaciones del edificio entre el nivel de acceso y la primera planta, liberando así la cubierta de la habitual servidumbre de recibir las instalaciones, que en este tipo de proyectos demandan gran cantidad de espacio.
Planta primera. El acceso al área de hemodiálisis de produce por el nivel del jardín interior del hospital colindante. Ver pdf.
Sección longitudinal hacia el este, por los dos patios. Ver pdf.
Sección transversal hacia el norte, con la diferencia de cota entre el acceso al nuevo centro y el nivel del patio del hospital. Ver pdf.
Pero esta planta técnica intermedia se interrumpe en la zona del vestíbulo de entrada para permitir la doble altura que identifica este ámbito como el más significativo del proyecto.
El edificio, desde la calle de acceso. El patio que ilumina el vestíbulo principal se adelanta hasta el plano de fachada en los niveles superiores, dejándola en este tramo ‘desmaterializada’, solo con la modulación de las ‘costillas’ de ladrillo, a modo de esqueleto cerámico. Fotografía: Roc Isern.
La sabia disposición de la entrada, en forma de chaflán para reunir y acoger a los usuarios en una pequeña plaza de acceso, y la luz natural de los dos patios que inundan de claridad el vestíbulo, propician la sensación de ambigüedad entre espacio exterior e interior: como si el espacio público hubiera irrumpido en el interior del centro y el vestíbulo-sala de espera en doble altura fuera, en realidad, un soportal de la ciudad.
Con una clara atmósfera de tranquilidad doméstica y ciertamente evocadora del mundo nórdico por la cualidad de su luz, la calidez de sus materiales, la sobriedad de los colores y por cómo están ordenados todos los elementos, este es el espacio más significativo del proyecto. La luz de la fachada oeste llega al interior tamizada por las delicadas ‘costillas’ –esbeltos contrafuertes de ladrillo— que protegen del exceso de radiación solar en verano.
El corazón de la intervención es el vestíbulo principal- sala de estar, en doble altura donde se concentra la serenidad y el carácter doméstico que quiere transmitirse a pacientes y acompañantes. Fotografía: Roc Isern.
En palabras de sus autores, “conscientes de la influencia del entorno en el bienestar físico y emocional de las personas, hemos tenido especial cuidado en el diseño, procurando ofrecer un entorno acogedor con la elección de materiales cálidos y amables como la cerámica de la fachada y la madera en el interior, así como las vistas hacia patios interiores que inundan de luz los espacios”. Las delicadas lámparas suspendidas de Alvar Aalto (modelo A110 “Hand Granade” para Artek), y el pavimento cerámico pulido, en contraste con la intencionada textura de los techos de hormigón, expresan una serenidad y una desnuda autenticidad que alcanza a pacientes y familiares que esperan su turno.
Solo el paso a la zona de tratamiento, a través de los vestuarios, revelará al paciente que se encuentra en un centro hospitalario. Y es que uno de los aspectos más interesantes del proyecto es la separación de la circulación de los pacientes respecto de la del personal.
Desde el punto de vista de la eficiencia energética, el Centro dispone de una capacidad de autogeneración de energía de hasta 95% de sus necesidades, gracias al uso de la geotermia y la captación solar fotovoltaica.
El exterior es un sorprendente volumen curvo, con lejanas resonancias de la Antigua Roma, que parece reafirmar con contundencia su distancia respecto a la severidad formal, de geometría ortogonal, habitual en un centro sanitario. Como afirman sus autores, “la fachada cerámica curva es uno de los rasgos más característicos del edificio, convirtiéndose en una piel exterior que se va plegando y dándole forma, en claro homenaje a la tradición ceramista de Granollers”. Esta piel exterior permite asegurar tanto la iluminación natural como la intimidad necesaria en la sala de tratamiento de diálisis o en la zona de espera de radioterapia.
Acceso al Centro de hemodiálisis desde el pario del Hospital de Granollers. Fotografía: Roc Isern.
Un elemento tradicional como el ladrillo es aquí empleado de forma insólita e imaginativa, reproduciendo en cerámica un trabajo de filigrana que, además de acentuar el dinamismo del trazado sinuoso de la fachada, tiene irreprochables justificaciones funcionales: proteger el interior de la luz directa de poniente, preservar la intimidad del interior desde la calle y dotar de ventilación a la planta de instalaciones. Todo ello se logra, bien a través de un trabajo preciosista de muros ‘calados’ a modo de celosías, o bien recorridos por una secuencia de parasoles que, como livianos contrafuertes o costillas cerámicas, imponen un marcado ritmo vertical, espaciados cada 80 cm, a esa forma ondulante en planta.
Pilastras, bóvedas o celosías son algunas de las formas que adquiere el ladrillo en las fachadas del nuevo centro. En la imagen, detalle de la fachada de acceso. Fotografía: Roc Isern.
Detalle constructivo de fachada del nuevo centro por el acceso. Ver pdf.
Pero para materializar en la construcción final todo ese ejercicio de control en la entrada de luz natural, tan importante es la ejecución de esos elementos de cerramiento en cerámica como la calidad de las carpinterías que deben garantizar el confort térmico y acústico, la entrada de luz y la privacidad, además de ajustarse a la sobriedad que los autores han impuesto en el interior.
Fotografía: Roc Isern.
Así, en la zona de la fachada resuelta con lamas de ladrillo cerámico se han incorporado las ventanas Wicline 70 SG de Wicona, que se integran a la perfección en el aspecto del muro cortina de vidrio con sus hojas de apertura oculta.
El sistema proporciona el máximo confort a los usuarios gracias a una ventilación eficaz y a una mayor superficie acristalada, que permite la máxima entrada de luz a los espacios interiores.
Perfil Wicline70 SG. Ver pdf.
Las ventanas Wicline 70 SG de WIicona están certificadas con el estándar Cradle to Cradle Bronce, lo que acredita su impacto positivo en el medio ambiente, ya que están fabricadas a partir de principios de la economía circular. Y es que los sistemas Wicona empleados cuentan con perfiles de aluminio reciclado, con certificado postconsumo Hydro CIRCAL® 75R, compuesto, al menos en un 75%, de ventanas, puertas y fachadas al final de su vida útil, y con una de las huellas de carbono más bajas del mercado: solo 1,86 Kg CO2 eq./kg de aluminio, cuando la huella de carbono media del aluminio consumido en Europa es de 10 kg CO2 por kg de aluminio.
Fotografía: Roc Isern.
Basadas en la misma serie Wicline 70 SG, en el edificio también se ha utilizado una solución de ventanas fijas, con una especificación SSG, que logran una integración completa en la fachada porque desde el exterior solo se percibe vidrio.
Resultados de ensayo / Marcado CE de producto según DIN EN 14351-1:2006+A1:2010
A veces subestimamos el poder de alentar que la arquitectura ejerce sobre el ánimo de los usuarios, singularmente cuando se encuentran en un momento vital de especial vulnerabilidad.
Y es que la habitabilidad reobra sobre la persona: un determinado modo de iluminar, una específica elección de materiales, las concretas proporciones de un espacio o unas precisas propiedades acústicas o de temperatura movilizan interiormente y pueden transformar actitudes, generando desolación o alegría, sensación de soledad o de protección, incitando al equilibrio emocional o a la inquietud interior.
Y es que como sostenía el arquitecto Juhani Pallasmaa (Finlandia, 1936) en "Los ojos de la piel" (1996), la arquitectura es una experiencia multisensorial que es captada por todos los sentidos y afecta emocional y psicológicamente a las personas.
“Quiero volver a casa” es, sin duda, el pensamiento que a cualquier paciente ingresado en un hospital o que esté recibiendo un largo tratamiento le viene una y otra vez a la cabeza. Y todo buen arquitecto debe plantear en su propuesta, y desarrollar mediante la obra correspondiente, una mirada consciente hacia estas inconfundibles experiencias humanas que allí van a producirse.
Entrelazándose con las emociones de los usuarios y transformando su estado de ánimo, BAAS Arquitectura y CASA Solo Arquitectos parecen haber facilitado en este nuevo Centro de Granollers ese deseo de pacientes y familiares de estar, al fin, en casa.
Arquitectos: BAAS arquitectura + CASA SOLO Arquitectos
Constructora: COPISA CONSTRUCTORA
Fachadista: GARCIA FAURA
Cliente: Hospital Clínic de Barcelona
Soluciones WICONA empleadas: ventanas WICLINE 70 SG y fijos con solución especial SSG
Fotografía: Roc Isern Barbat
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Publicado: Sep 15, 2025