Todo proyecto invita a una investigación. Al inicio se trata de profundizar en cuestiones abstractas relacionadas con la disciplina y con el tema del proyecto. Estas cuestiones pueden ser de orden histórico, tipológico, simbólico, perceptivo, geométrico o de otro tipo. Al poco tiempo comienzan a aparecer las formas, o más bien las estructuras de las formas, de las cuales nos interesa su desarrollo expresivo y su coherencia tecno-constructiva. Nos interesamos por la activación de la experiencia – activación en todos los sentidos, en la percepción de peso, dimensión, escala, luz- dentro del compromiso con lo particular del lugar. Se trata de una metodología que permite que surja lo imprevisto, lo experimental, lo impredecible. Esto tiene que ver, por una parte, con la idea de que el sentido de las cosas no es algo preexistente sino algo que hay que descubrir y más aún, hay que crear; y, por otra, con la idea de la belleza que reside en una cierta indeterminación. Una vaguedad que requiere una gran atención en la composición de cada elemento, en la definición de cada detalle; una indeterminación extremadamente precisa.
En el caso del Centro de Conservación y Mantenimiento de la autovía A6 nuestro primer interés se centró en cuestiones de escala vinculadas a las infraestructuras de carreteras, debido a las grandes dimensiones de la pista de circulación, maniobras y aparcamiento de máquinas quitanieves y camiones, resuelta mediante un anillo único de 400 metros de largo por 50 de ancho en cuyo interior se sitúa el edificio. Un edificio que aspiraba a ser algo más que una nave industrial. Y aquí surgieron las preguntas de carácter tipológico, pues si bien se trata de un encadenado de naves sencillas destinadas al almacenamiento de sal, a la conservación de maquinaria, y al acopio de material de carreteras, al unificarlas dan lugar a un gran volumen abstracto de mayor complejidad. A continuación surgieron las cuestiones de carácter geométrico, con el problema fundamental de encontrar una única retícula estructural que unificara las proporciones de los diferentes sistemas constructivos requeridos por cada una de las instalaciones, distintos entre sí y constituidos por muros de hormigón, estructuras metálicas y estructuras de cubierta de madera de grandes dimensiones.
Por último surgieron las cuestiones de carácter perceptivo, pues se trataba -por su obligatoria proximidad a la autopista- de crear una envolvente serena capaz de hacer pasar casi desapercibido todo el conjunto sin renunciar a una expresividad propia. Una expresividad que decidimos buscar a través de un problema pictórico: la vibración entre dos colores, el blanco y el rojo. El blanco por ser la nieve la preocupación final de esta infraestructura, además del color del fondo nevado de la sierra de Madrid y el rojo por ser el color que nos advierte de los peligros inherentes al tráfico.
En este caso, el interés por la activación de la experiencia en la percepción del peso, la dimensión, la escala y la luz, da como resultado un edificio marcadamente abstracto y evanescente que oculta su gran escala bajo una apariencia de levedad y cuya superficie, aparentemente blanca, vibra hacia el rojo según la incidencia de la luz a lo largo de los días y las estaciones y en función de la velocidad de paso desde la autopista.
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Autoría: Enguita & Lasso de la Vega / Rocío Sánchez
Localización: Autovía A-6, Madrid, España
Año: 2013
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Publicado: Feb 29, 2016