Iglesia de Atlántida de Eladio Dieste Patrimonio de la Humanidad

la Iglesia de Atlántida del ingeniero uruguayo Eladio Dieste ha pasado a formar parte del Patrimonio de la Humanidad por designación de la UNESCO en julio de 2021: “La iglesia constituye un ejemplo eminente de los notables logros formales y espaciales de la arquitectura moderna en América Latina durante la segunda mitad del siglo XX y encarna la búsqueda de la igualdad social con un sobrio uso de los recursos, cumpliendo los imperativos estructurales con un gran efecto”¹

La iglesia, de pequeñas dimensiones (16 x 30 m) estaba destinada al culto para el barrio formado por los trabajadores del balneario Atlántida (actualmente Estación Atlántida, Canelones, Uruguay). De hecho, el nombre del templo es Iglesia del Cristo Obrero y Nuestra Señora de Lourdes. Sus asistentes iban a ser gente humilde y los medios con los que contaba el ingeniero eran escasos y, además, como él dijo en alguna ocasión “No veo muchos ‘modelos’ a ‘imitar’, veo algo mucho más incitante: un camino y sé que tengo brújula “². Y con estas herramientas planteó un nuevo templo de una belleza singular resultado de un profundo conocimiento de la geometría y la resistencia de los materiales, aplicado a un material elemental, el ladrillo.

La década de los cincuenta del siglo XX era, sin lugar a dudas, un momento efervescente. Debido al impulso de la recuperación tras la Segunda Guerra Mundial, la tecnología había avanzado mucho, especialmente las comunicaciones, y por influencia de la polarización del mundo en dos bloques, también la sociedad civil estaba en un momento de concienciación social que había llegado hasta el mismo centro del catolicismo, el papado, que publicaba el Concilio Vaticano II en enero de 1959, fruto de la necesidad de modernizar la Iglesia y la relación del clero con sus fieles.³

Fotógrafo: Gonzalo Viramonte.

Dieste ofreció a este barrio de la Estación de Atlántida el templo más adecuado. Una nave rectangular en la que todos se sintieran bienvenidos y utilizó un material que no sólo tenía unas conocidas cualidades de cercanía y textura, el ladrillo, sino que con él realizó una estructura ondulante y ligera como las que se estaban construyendo en otras partes del mundo a base de hormigón armado (Torroja, Nervi).

Imagen de es.wikiarquitectura

Los muros de 7 metros de altura son de forma conoidal y la cubierta es también ondulada. Una gran nave de apariencia ligera e interior acogedor en el que la luz está estudiada de forma muy efectiva para acentuar la calidez y emoción del espacio.

El estudio de la iglesia de Atlántida del arquitecto Fernando Álvarez Prozorovich

Para conocer la obra de Dieste recurrimos a fragmentos de un estudio de otro arquitecto al que también queremos rendir tributo: Fernando Álvarez Prozorovich (Bahía Blanca, Argentina, 1952- Barcelona, 2020)⁴, arquitecto profesor en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, investigador del patrimonio quien estudió y conoció la Iglesia de Atlántida.⁵

Fotógrafo: Gonzalo Viramonte.

“Sobre los muros laterales planean Gaudí y sus dibujos para la Cripta Güell, pero Dieste trabaja siguiendo una estricta simetría: repite, rítmicamente, seis veces, la sección ondulante anunciada en la fachada y construye una nave, como la de sus edificios para mercados o galpones industriales.

Fotógrafo: Gonzalo Viramonte.

La fachada principal avanza las leyes del edificio, su material y sus procedimientos: muestra la sección simétrica en el punto en el que el labio de la cubierta se muestra más abierto, contraponiéndose a los muros laterales que se abren por arriba para tensar, aún más, el gran arco de la bóveda.

Fotógrafo: Gonzalo Viramonte.

El muro portante de ladrillo, reforzado con un mínimo de armadura, es el resultado de una sucesión de conoides de directriz recta al nivel del suelo y ondulada a nivel del encuentro con la cubierta, adonde se sitúa el zuncho-alero que absorbe los empujes de la bóveda.

Fotógrafo: Gonzalo Viramonte.

Pero, lejos de todo «naturalismo», Dieste exalta el carácter único y unificador de ese material humilde a través del descubrimiento de múltiples combinaciones técnicas y formales, sutiles y serenas como las del paisaje que enfrenta, como el carácter de esos fieles resignados a la espera. Pero ello tiene otras consecuencias: la figura del conoide no permite una sintaxis tradicional entre juntas verticales, por lo tanto, se da paso a una nueva relación que transforma por completo el carácter del muro de ladrillos otorgándole tintes casi aaltianos. Porque no sólo la luz sino también el tacto ponen en evidencia esa nueva idea de muro: la superficie se hace más suave y plana cuando se acerca al suelo y al contacto con el cuerpo, y conforme se eleva la pared, se vuelve más rugosa y poligonal.”

Fotógrafo: Gonzalo Viramonte.

La iglesia se completa con un campanario exento. Atalaya de fuste cilíndrico horadado con piezas cerámicas que actúan como tirantes y escalones formados por elementos rpefabricados formados también por aparejo de ladrillos.

Fotógrafo: Gonzalo Viramonte.

Fotógrafo: Gonzalo Viramonte.

La iglesia de Atlántida forma parte de la arquitectura más sabia, la que tiene un objetivo claro, el bienestar de los que vayan a ocuparla, y sabe utilizar todos sus recursos sin importar que sean limitados. Es por lo tanto una construcción inteligente, atrevida, ingeniosa –por utilizar ingenio– que con un material al alcance de todos: el ladrillo cerámico, crea superficies regladas, muros ondulantes, piezas prefabricadas que son ornamento y estructura. Un gran ejemplo con muchas enseñanzas técnicas y de actitud ante la vida y ante los recursos.

Notas

1.     UNESCO - Lista obras Patrimonio de la Humanidad 2021 

2.     PDF: Eladio Dieste y la cerámica estructural en Uruguay. Antonio J. Mas Guindal y Josep María Adell.

3.     Concilio Vaticano II

4.     COAC- Necrológica Fernando Álvarez Prozorovich 

5.     PDF: “Iglesia Atlántida”, Fernando Álvarez Prozorovich

Fotografías: Gonzalo Viramonte