En Tectónica hemos querido abrir un espacio de reflexión sobre cómo puede afectar la experiencia difícil y trágica muchas veces de la pandemia del Covid-19 en la arquitectura. Nos hemos centrado en las tres tipologías que se han visto más afectadas y para cada una de ellas hemos invitado a dos equipos de arquitectos a un diálogo cercano de reflexión. Las tres tipologías sobre las que proponemos reflexionar son: vivienda, residencias de mayores y oficinas.
El organizar los diálogos cuando todavía estamos confinados incorpora más tensión en cómo se perciben las cosas, pero esta tensión también nos ha parecido interesante porque en una experiencia tan extrema hay reflexiones o necesidades que se hace muy obvio que deberían cambiar, que una vez recuperada la normalidad se pueden olvidar. Por eso queremos dejar este documento que subraye los puntos principales tratados en cada uno de estos diálogos, además de compartir el audio de cada uno de ellos.
En el diálogo centrado en la vivienda, en cómo ha respondido ante el confinamiento provocado por el coronavirus y que hemos podido aprender de esta situación extraordinaria, participan dos estudios con experiencia de proyectos de vivienda, tanto unifamiliar, de rehabilitación como colectiva: Anna & Eugeni Bach desde Barcelona, y el estudio VAUMM de Donostia-San Sebastián, representado por Íñigo Garcia Odiaga.
El vídeo del diálogo se comparte al final del artículo.
Proyecto de viviendas en Poblenou, Barcelona. Anna & Eugeni Bach, 2015.
Ambos equipos han desarrollado proyectos con un carácter analítico y de investigación en torno a la experiencia de la vivienda que conlleva el deseo de buscar resolver problemas que detectan para los usuarios. Sensibilidad que queda patente en el diálogo, en el que los dos estudios expresan la admiración por la capacidad de adaptarse a las circunstancias de los ciudadanos; de adaptar los espacios a las nuevas necesidades y de proponer soluciones de una capacidad creativa digna de tener en cuenta.
Urbanización y accesibilidad para un barrio de viviendas de los años 60 en Errentería. Vaumm, 2011.
Comienza el diálogo con la transformación más evidente. La vivienda se utiliza de manera intensa durante 24 horas al día y se utiliza para todo tipo de actividades. Los tres participantes comparten la percepción de que en esta situación la flexibilidad de la vivienda se pone a prueba. Los usuarios sacan espacio de donde no lo hay, hacen divisiones donde nos las había y utilizan recursos imaginativos para resolver el día a día. Y Anna Bach hace una observación para la que trae a colación un pequeño texto acompañado de dibujos de Alison Smithson en el que reunía un listado de pequeños placeres de la vida y entre los que estaban detalles tan sencillos como poder guardar las cosas en un armario o ver cómo el sol baña una parte del suelo de la casa. Y es que una consecuencia del confinamiento también ha sido la de vivir más nuestras casas, observarlas, analizarlas y por qué no, de disfrutarlas.
Alison Smithson, "Small pleasures of life".
La admiración por la sabiduría natural a la hora de adaptarse y sacar el mejor provecho de lo que hay aparece en numerosos momentos del diálogo e Íñigo García Odiaga apunta que al igual que hay sociólogos, sicólogos, antropólogos que están llevando a cabo estudios sobre el comportamiento humano en estas circunstancias extraordinarias, “la arquitectura debería lanzar un proyecto de investigación y cartografiar todos estos recursos desarrollados por los vecinos y vecinas para incluirlas en el registro de soluciones de futuro que podamos manejar los arquitectos.”
Sin embargo, este uso intenso de nuestros hogares también tiene la capacidad de delatar sus deficiencias, como señala Eugeni Bach. Lo cual tiene como positivo el que el futuro usuario demande esas necesidades que ha experimentado como carencia durante el confinamiento. Y en este punto vuelve a haber acuerdo entre los tres participantes: muchas de las exigencias que ahora son tan notorias son una demanda habitual de la arquitectura: que las viviendas tengan una buena ventilación, una buena insolación, que cuenten con espacios exteriores, que sus espacios sean flexibles y adaptables debería ser la norma y no la excepción.
Eugeni Bach hace hincapié en esta idea y señala que si el usuario está demostrando cómo es capaz de adaptarse a los espacios, cómo es flexible como usuario; “como arquitectos también debemos hacer que el espacio sea flexible; que haya flexibilidad por ambos lados”.
El que los espacios en las viviendas estén muy definidos y destinados para una única función, puede limitar su uso para otras opciones. La arquitectura clásica tiene una definición mucho menos rígida y, por lo tanto, permite un uso más variable de las estancias, e incorpora espacios residuales que en estas circunstancias ofrecen usos polivalentes.
Eugeni Bach recuerda a un profesor de la Escuela del que han aprendido mucho, el catedrático de la ETSAB Xavier Monteys, que defiende la indeterminación de los espacios. No deberíamos darles nombre, porque ese nombrarlos ya limita su uso. Añade Eugeni: “la manera como hablamos explica muy bien la manera cómo pensamos, pero al mismo tiempo la determina, con lo cual, podríamos empezar no sólo por el espacio sino por el lenguaje para dar más opciones y más posibilidades a nuestras viviendas”.
Transformación de la Torre Bois le Prêtre en París con incorporación de una nueva estructura en fachada para ampliar las viviendas con una terraza-invernadero. Druot, Lacaton & Vassal. Fotografía: Frédéric Druot.
La pregunta que surge es ¿hasta qué punto podemos proponer espacios ‘transformables? ¿dependerá de la propia estructura de la vivienda o de otros elementos que se puedan incorporar?
Y la respuesta es unánime: la vivienda social, e incluso la vivienda del mercado, plantea el mínimo normativo como el máximo posible, y con esas medidas mínimas ofrecer espacios flexibles es complicado.
Íñigo García Odiaga señala una paradoja: que la normativa nace como una herramienta para proteger a los habitantes de la especulación y garantizar unos mínimos de calidad en el estándar de las viviendas. Pero es la propia administración la que ha fijado esos mínimos como máximos, con exigencias especialmente duras en los proyectos de vivienda pública.
Viviendas sociales en Delessert. Ateliers O-S Architects. Disposición de los bloques para el mejor aprovechamiento solar.
Claramente, a mayor espacio, mayor flexibilidad. Sin embargo, incluso con las limitaciones de la arquitectura real, Anna Bach comenta que la no especialización de los espacios siempre ofrecerá una mayor flexibilidad, poniendo en duda la afirmación del Movimiento Moderno de que “la forma sigue a la función”, que ve más como la decisión más provechosa económicamente, pero no la mejor idea desde el punto de vista arquitectónico.
Íñigo recuerda que la gran construcción de vivienda social vino provocada por la demanda tras la segunda Guerra Mundial, que adoptó el sistema más funcionalista, que también era heredero de los cambios higienistas del siglo XIX y comienzos del XX, tiempos con episodios de contagios por virus que recuerdan situaciones similares a la actual. Cuenta que la tuberculosis, muy extendida en España, definió muchos de los proyectos desarrollados en época de Franco, en los que se abrieron más ventanales, se hicieron terrazas o se facilitó la ventilación de las casas.
Y el reto ahora es que las viviendas necesitan convertirse en más cosas, resolver los elementos habituales pero también resolver un espacio para el trabajo; un espacio para el ocio; un espacio para el deporte, y por lo tanto los espacios deben ser adaptables, mutables.
Eugeni observa que la necesidad de conseguir flexibilizar las viviendas y adaptarlas a múltiples usos significa la crisis de un modelo muy deseado en las décadas de los ochenta y noventa del pasado siglo, el loft, que, evidentemente, ofrecía mucho espacio, pero único, sin capacidad de subdivisión o de hacerte tu propio recinto, y trae a la memoria la delicada imagen del studio de San Jerónimo de Antonello de Messina
"San Jerónimo en su estudio", San Girolamo nello studio, Antonello da Messina, 1474-1475. National Gallery, London. Via Wikipedia.
Tanto Íñigo como Anna & Eugeni, ante proyectos que ahora se están llevando a cabo que basan esa adaptabilidad en elementos mecánicos, que se mueven, muebles que se desplazan, coinciden en que sea la propia arquitectura la que ofrezca una paleta más blanca, como la describe íñigo, con unas dimensiones proporcionadas y que sea el usuario el que adapte el espacio a sus requerimientos.
Otro punto interesante a tratar es el de la relación de la vivienda con el exterior, a través de filtros que tienen diferentes cualidades: la ventana, el balcón, un jardín, y cómo un elemento que estaba muy desprestigiado en las ciudades, la terraza, ha pasado a ser un bien muy valorado en esta época de confinamiento.
Para Anna Bach hay un hecho físico para esa valoración, que es el de ofrecer una estancia más a la vivienda, pero además señala dos cuestiones relevantes: al no haber coches, no hay ruido, no hay contaminación; y el estado excepcional de confinamiento ha permitido un pacto social por el cual la intimidad sale al balcón de manera natural, como antes no se daba.
Pero esta situación es puntual. La ciudad volverá a ser ruidosa y estará contaminada y, seguramente, nos volveremos a ocultar de nuestros vecinos. ¿O no? Porque el haber vivido las posibilidades de una cuidad limpia y sin ruidos lleva a reflexionar si no es un objetivo que podríamos intentar conseguir. ¿Es algo que debemos asumir que no se puede cambiar?
Un elemento que durante la pandemia se ha hecho omnipresente son las pantallas, a través de las que también nos relacionamos con el exterior y que también pueden provocar la transformación de los espacios domésticos. Para Íñigo responde a la misma necesidad de contacto con el exterior que ha hecho tan utilizados los balcones. Durante 24 horas convivimos con las mismas personas y es muy atractivo ver y hablar con gente diferente, y la pantalla ofrece esta posibilidad e incluso con la misma capacidad de acceder a espacios muy personales que sólo conocemos cuando las luces del vecino se encienden, así entramos también en las habitaciones de alguien con quien hablamos en un chat. Y recuerda el obligado confinamiento de James Stewart por tener una pierna escayolada en la película “La ventana indiscreta” y cómo ‘entraba’ en la vida de sus vecinos de patio.
Cartel de La ventana indiscreta (Rear Window), Alfred Hitchcock, 1954. Via Wikipedia.
Por otra parte, la obligatoriedad de estos sistemas debido al teletrabajo, sí puede suponer una transformación de usos y de espacios. Tal vez tras la pandemia no sea un uso tan intensivo, pero si ha demostrado sus beneficios, como el de ahorrar muchos desplazamientos, por lo que será necesario habilitar espacios de silencio, de cierto aislamiento, tanto en el ámbito doméstico como en el laboral.
Aunque dada la gravedad de la situación el tema de la pandemia ocupa todas las noticias y las conversaciones, hay problemas que siguen necesitando nuestra atención como es el de la sostenibilidad que de alguna manera ha entrado en conflicto con la pandemia. Íñigo García recuerda que hasta hace dos meses la panacea de la sostenibilidad en cuestión de urbanismo y vivienda era la alta densidad que ahora se mira como un foco de contagio y expansión de la enfermedad. Y ya en la prensa se publicitan casas como ‘Covid free homes’ en las cercanías de Nueva York, al estar aisladas y en un medio rural. Por otro lado, también señala, que otro cambio radical es el de la utilización del transporte. De favorecer el ocupar el coche con varias personas a exigir utilizar el transporte individual y de uno en uno; o bien la recomendación de utilizar la bicicleta, medio para el que nuestras ciudades no están preparadas.
Eugeni Bach ratifica este cambio que ha puesto en jaque a toda una industria basada en el ‘compartir’. En un ejercicio que pusieron a sus alumnos el año pasado, se partía de la base de que el vehículo privado desaparecía, pero ahora la situación ha cambiado 180º.
Sin embargo, un efecto muy positivo del confinamiento es el descenso de la contaminación. Íñigo aporta el dato del descenso de un 45% de los índices de contaminación en el País Vasco o recuerda las imágenes que todos hemos visto de los claros canales de Venecia o de las imágenes del cielo azul sobre Madrid.
Madrid libre de contaminación. Imagen: La Maquina.20.04.2020
Y retorna la pregunta que ya se ha hecho en este diálogo: ¿vamos a querer volver a la situación anterior de contaminación?
Y se añade una nueva pregunta crucial: ¿se retrocederá en esa actitud respetuosa con el medioambiente de la que resultaba toda la filosofía del compartir por una cuestión de seguridad personal?
Todo dependerá de la duración de esta situación. Si es un hecho puntual que se solucionará y olvidará cuando exista una vacuna o si hay un posible futuro amenazado por diferentes virus. Anna Bach añade que “tenemos no sólo que mirar, sino que opinar como arquitectos sobre este asunto”. Cree que todavía es pronto para saber la envergadura de los cambios."Hay que estar muy atentos para no tomar unas decisiones de privatización de todo el espacio que nos rodea".
Para finalizar, puede quedar como reflexión final de este diálogo un punto en lo que también ha habido consenso: que la pandemia y el confinamiento puede representar una oportunidad para defender con argumentos muy tangibles cuestiones de calidad básica en las viviendas que los arquitectos proponen pero que las administraciones, los promotores no apoyan, como es la ventilación, la orientación, determinadas medidas, el acceso a espacios de exterior. Para que este cambio sea posible los proyectos urbanísticos deben dejar de ser un asunto jurídico-legal-administrativo y atender los problemas del habitar.
Y como enseñanza de esta experiencia la actitud de los ciudadanos y el acercamiento de los arquitectos, también como ciudadanos, a sus increíbles ingenios y propuestas.
Como arquitectos tenemos la responsabilidad de exigir esas mejoras, reclamar los derechos de esos ciudadanos admirables por una vivienda de calidad. Y algo se está moviendo porque Íñigo García avanza que en el País Vasco se está tramitando ahora una nueva Ley de Habitabilidad y se está reclamando que se instaure una superficie mínima de espacios exteriores. Eppur si muove.
La imagen de cabecera corresponde a la Casa PEX de AMASL (ahora, Pentamera), reforma de vivienda en el barrio de Puerta del Ángel, Madrid. Fotografía: Carlos Antón de la Vega.
Tectónica organiza desde 2017 unos encuentros entre arquitectos en el espacio Finsa21 en Madrid. El tema que centraba los encuentros en el curso 2019-2020 era el de 'Contextos'. Ante la imposibilidad de mantener el calendario previsto, se han transformado estos encuentros en diálogos online, en los que se trata de dedicar una espacio para la reflexión sobre cómo afectará el Covid-19 a la arquitectura.
Ha moderado el diálogo José María Marzo Díez, director de Tectónica.
El texto es un extracto de las principales ideas desarrolladas en el diálogo organizadas por temas. Redacción: Berta Blasco Góngora.
Editado por:
Publicado: Apr 21, 2020