DESCARGAR AQUI PDF CON MAS INFORMACIONLos condicionantes previos del encargo de este proyecto suponían paradójicamente un gran reto profesional: primero por su reducidísimo programa; segundo por los escasos condicionantes que a priori la parcela aportaba, y tercero por la limitación presupuestaria a la que nos enfrentábamos. Al mismo tiempo, y junto a estos, estaba presente la molesta sensación de la existencia de una marcada idea tipológica preconcebida, extendida en la zona. Por otro lado, la propiedad, un conjunto de buenos amigos que albergaban la idílica idea de la construcción de este espacio desde hace años, no establecieron ningún tipo de pautas a seguir en el desarrollo del proyecto a parte del propio programa, permitiendo además, una total libertad y confianza en el desarrollo del trabajo del equipo de arquitectura.

El encargo y sus condicionantes, nos provocó una reacción a modo de estímulo profesional. Optamos por dedicar a lo mínimo, lo máximo: al poco programa, la máxima dedicación, a los condicionantes económicos la máxima investigación y a la tipología popular preconcebida nuestro mayor esfuerzo creativo, que se materializó en una documentación exhaustiva, con una definición precisa, donde todos los documentos de arquitectura, incluso la planta, tuvieran una escala constructiva. La propuesta traza una organización del programa muy clara, casi sintética, pudiéndose definir a modo de esquema; el espacio general se dispone de forma alargada en el sentido apaisado de la parcela buscando la orientación este oeste y las vistas lejanas de la ciudad histórica, que junto a la terraza exterior dispuesta a continuación con la misma crujía enfatizan la traza longitudinal de la propuesta. El resto espacios, cuelga de éste a modo de apéndices reflejando la dependencia programática del mismo.


El espacio general, queda cerrado en sus lados este y oeste por dos grandes paños de vidrio sin carpintería, retranqueados con respecto al perímetro de la edificación, buscando por un lado dos espacios exteriores cubiertos en continuidad visual, casi física, con el interior y por otro aprovechar la garantía de una óptima orientación y los efectos que la luz envolvente provoca en su interior. Este esquema proporciona de igual modo otros efectos como las vistas cruzadas, confundir el límite entre el exterior e interior o simplemente poder mirar al mismo tiempo y en un solo golpe de vista “el fuera”, “el dentro” y la lejanía del casco histórico, cuestiones que manifiestan que la obra de arquitectura siempre es mucho más densa que lo que definen los documentos de proyecto.


La organización de los espacios se transforma en una volumetría nítida y rotunda, adquiriendo importancia la elección material de los revestimientos. Por un lado la teja, que se dispone tanto en cubierta como en fachadas, casi obligando, la continuidad volumétrica del espacio general con sus anexos. Esta decisión hace mostrarse al volumen como un caparazón irregular, un ejercicio de papiroflexia. En este esquema compositivo y de organización, los lados perpendiculares remarcan esta idea y se cierran de vidrio y entarimado de iroco, buscando las vistas y la opacidad donde corresponde. Es el plano que al plegarse “captura” el espacio exterior, transformándolo en habitable pero dejando que siga con esa vocación de exterior, matizado por la voluntad arquitectónica.

Quizás la decisión más relevante del proyecto y que dota a la edificación de su personalidad final, es la elección de sus materiales: el término natural es el común denominador de los elementos que revisten el volumen y que entendíamos que se adaptaba de forma precisa al concepto de la idea original de la propiedad y que la propuesta perseguía. La teja como revestimiento, su textura, su color, su irregularidad material y su expresividad aporta a la obra ese grado de abstracción dotándole un carácter diferenciador y que junto a la traza volumétrica lo saca de la memoria tipológica popular de la zona. Reforzando este esquema compositivo todos los cierres de madera que se disponen entarimados, camuflando paños móviles entre los fijos, haciendo que su textura geométrica aporte el contrapunto natural a la composición abstracta del volumen.

El paso hacia el interior supone pasar de lo texturado a lo terso, de lo pautado a lo plano, de la luz ambiente a la luz envolvente, del espacio general a las vistas focalizadas. Interiormente y en continuidad con los espacios exteriores laterales cubiertos se optó por una materialidad resistente, el hormigón visto en suelo y techo y el zócalo cerámico y yeso. Mención aparte, requiere el empanelado de madera, estriado, que aglutina el frente que da acceso a los espacios anexos, como fórmula material y compositiva para no perturbar la pureza espacial del espacio general, donde únicamente el volumen de la cocina reconoce el fin del mismo. El volumen del baño, queda perforado por un patio, que le aporta sus necesidades primarias, ventilación y privacidad, y le dota de ese plus de complejidad a la volumetría general.
Texto: Pereda Pérez Arquitectos
Maquetación: BLC
DESCARGAR AQUI PDF CON MAS INFORMACIONObra: Espacio para una sociedad gastronómica
Arquitecto: Carlos Pereda Iglesias + Óscar Pérez Silanes. Pereda Pérez Arquitectos
Colaboradores: Teresa Gridilla
Año: 2004-2008
Emplazamiento: Medina de Pomar, Burgos, España
Fotografías: César San Millán, Pereda Pérez Arquitectos
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