Fotografías:
Luc Boegly y
Guillaume GuerinEn 2011 el grupo Gaumont-Pathé decidió renovar el cine Alésia con el fin de actualizar las salas y mejorar el confort del usuario. Pero también formaba parte de un plan de mayores proporciones, el de actualizar, poco a poco, la imagen de la cadena de cines, con salas situadas en puntos excepcionales en el centro de las ciudades, y que habían ido adquiriendo una cierta pátina de locales anticuados.
El objetivo es transformarlas en centro culturales exigentes en su programación pero también flexibles, para poder ofrecer no sólo películas sino otros eventos culturales, tanto de día y de noche. Se replanteaba la imagen del cine urbano.
A partir de este proyecto, Gaumont-Pathé quiere comenzar un nuevo capítulo de la arquitectura de sus cines; contemporáneo e innovador con el acento puesto en el confort así como en la calidad de las experiencias visuales y auditivas, no sólo en las salas sino en los generosos espacios públicos previstos en torno a ellas.
El contexto
El multicine Alésia sirve de remate de un amplio espacio urbano. Su fachada principal mira hacia el oeste, al amplio bulevar del Général Leclerc, una calle importante del sur de París. Este edificio contiene ocho salas y ocupa un inmueble muy profundo con una segunda fachada hacia la calle Alésia.
La fachada principal tiene 25 metros y está encajada entre dos edificios muy diferentes entre ellos; a la derecha, un bloque de apartamentos de siete alturas; a la izquierda un edificio de uso mixto de dos plantas.
La historia del edificio
El 4 de febrero de 1921 un templo del cine, el ‘Montrouge Palace’, se abrió al público en este mismo lugar. Construido enteramente en hormigón armado, muy audaz en aquellos tiempos, contaba con una única y magnífica sala de 2800 asientos. En 1930 la cadena Gaumont adquirió la sala.
En 1951 transformaron completamente el cine. La sala pasó a tener 2000 asientos con un gran balcón para el anfiteatro; conservaba los majestuosos pórticos de hormigón armado, pero perdió las cajas a ambos lados del escenario. Estaba equipado con una pantalla de grandes dimensiones para atender la creciente demanda de películas de gran formato, las películas 'CinemaScope' que comenzaron a proyectarse en 1953.
En 1960 el cien perdió su denominación de “Palace” y pasó a ser simplemente el Montrouge Gaumont’.
En 1973, como en muchos otros casos, el cine se dividió en cuatro salas y cambió su nombre por “Gaumont-Sud. En 1986 las salas ya eran 7 pantallas y la fachada estaba ocupada por un cartel gigante. En 2004 una nueva transformación cambia por completo la imagen a cargo del diseñador Christian
Lacroix y el cine pasa a llamarse ‘Gaumont-Alésia’.
Un nuevo cine
El proyecto tenía dos objetivos:
- Mostrar la arquitectura del cine y darle una identidad visual como espacios físicos, tanto en su interior como desde el exterior.
- Mostrar las propias películas, en este caso proyectándose directamente en la fachada. Las películas son las que adquieren importancia.
Estos son los puntos en los que el cine se apoya para asentar su posición en la ciudad: internamente la arquitectura busca mostrar unos volúmenes espectaculares e inusuales, mientras, en el exterior se envuelve a sí mismo con extractos de películas e imágenes en movimiento.
Un ensamblaje de salas, apiladas y encajadas
Cada sala del cine está proyectada de tal modo dentro del edificio que cualquier volumen es virtualmente visible e identificable. Las piezas del proyecto forman una suerte de escultura vertical, en la que las salas encajan unas con otras como en un puzle.
Las tiras de asientos en las salas se perciben desde abajo, formando un techo magnífico escalonado.
Estos techos se extienden en el espacio adyacente y crean zonas de reunión, también parcialmente escalonadas: pequeños anfiteatros que descienden hacia las entradas a las salas. Es como si los vestíbulos hubieran traspasado sus límites y amplificaran su función de bienvenida ofreciendo un torrente de imágenes.
El público
Como se ha mencionado, el objetivo era crear un proyecto más fluido y accesible a todo el púbico: la entrada se realiza a través de un gran vestíbulo, que recorre el edificio en toda su profundidad y enlaza el bulevar del Général Leclerc directamente con la calle Alésia.
En este espacio, vasto, luminoso y despejado se sitúa la recepción: nada más entrar desde el bulevar está la zona de venta de entradas, puntos de información y venta de refrescos, con una zona para sentarse y un café. Tras esta zona y a la izquierda se accede a diferentes salas, por encima y por debajo, y entonces se llega a un espacio más tranquilo hacia la salida a la calle Alésia con zonas en las que se proyectan películas. Es un espacio escultórico encajado bajo el graderío de una de las salas que hay por encima.
Todas las circulaciones que se cran en el interior se conectan con el majestuoso vestíbulo de triple altura. Una serie de escaleras mecánicas y rampas situadas tras la fachada llevan a las zonas intermedias y a las salas situadas en las plantas superiores. El público forma parte del espacio, se deja ver, puede pasear y disfrutar de los espacios, así como de las vistas hacia el exterior
Retos acústicos
Los retos acústicos a los que se enfrenta una sala de cine vienen de la necesidad de aislar desde la sala de proyección contra el ruido externo e interno, reducir el ruido provocado por el equipo técnico, y asegurar un acondicionamiento acústico de la sala de visualización para la mejor audición de la banda sonora de la película.
La sala Alésia presentaba además una serie de particularidades que añadían dificultades suplementarias al problema acústico, como eran el compartir medianera con edificios residenciales y, por lo tanto, necesitar un aislamiento extra para que el sonido del cine no traspase a las viviendas; el ser un edificio de estructura mixta –acero y hormigón- que requieren tratamientos diferentes; las exigencias del cliente que quiere desarrollar 8 salas y algunas equipadas con 3D sound (sorround sound).
En primer lugar, para aislar acústicamente las salas de cine unas de otras y todas de los edificios colindantes, se decidió que el número de puntos de apoyo estructural de la antigua estructura se redujera al mínimo, y se utilizó un revestimiento aislante y autoportante para las paredes y techos del cine (techos suspendidos de muelles con aislamiento acústico), pero también para el suelo (el pavimento flotante y los asientos escalonados están aislados con soportes antivibración).
Fachada-pantalla de proyección
Dada la situación en la que se encuentra el cine Alésia, la fachada principal hacia la avenida del Général Leclerc juega un papel muy importante. Está justo al lado de la salida del metro dando hacia un tramo de acera muy amplio. La altura máxima autorizada en esta calle es de 21 metros, con una anchura máxima de 25 metros; es decir que es más de 500 m2 de fachada en un lugar muy visible de la ciudad.
La fachada de divide en doce franjas verticales, como cintas; cada franja soporta unos elementos de celosía que se orientan de manera alternativa hacia arriba o hacia abajo y se pliegan.
En la zona central estos elementos son de vidrio con módulos de Leds y forman una gran pantalla.
Las dos franjas laterales son opacas y metálicas, aunque también disponen de leds para extender la imagen por la pantalla.
Cada franja puede funcionar de manera independiente, cada uno mostrando una película diferente o formando una proyección única.
La sección inferior de cada cinta se pliega hacia arriba para formar superficies casi horizontales, creando una amplia marquesina a unos 3 metros del suelo. Estos paneles también están cubiertos por leds y ofrecen nuevas imágenes al público más cercanas que las reproducidas en la fachada.
Esta cantidad de imágenes provocan en el público la sensación de estar entrando ellos mismos en una película.
La fachada además se mantiene a la vista desde el interior; desde los vestíbulos, las escaleras, los graderíos se tiene la oportunidad de ver cómo es este elemento por dentro y, al estar compuesta por piezas acristaladas, ofrece también vistas de la Avenida, de la iglesia que hay enfrente, así como de la sofisticada estructura de los módulos de leds fijados de manera regular a la parrilla metálica que los soporta.
Al anochecer, la luminosidad de los LED es perceptible desde el interior, iluminando los vestíbulos y los espacios de circulación con los colores difusos de las imágenes animadas.
La densa disposición de los módulos de leds también sirve como protector solar de la fachada y tanto la ganancia solar como la térmica (el protector solar se coloca en el exterior) se reducen.
La fachada de la calle Alésia también desempeña un papel importante en el proyecto, ya que también proporciona acceso al cine, función que antes no cumplía. El objetivo es hacer que estos cines sean más visibles y acogedores para el vecindario, por lo que la nueva entrada por la calle Alésia es vital.
Esta fachada utiliza la misma solución que la de la avenida Général Leclerc, pero mucho más discreta: se mantienen las franjas plisadas pero sin leds.
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