Fotografía: José CamposEl pabellón utiliza el edificio del Museo y el parque de Serralves como material base, cada uno con una escala diferente. En primer lugar, el diseño del pabellón establece una relación indirecta con el edificio del Museo. El diseño del pabellón es un polígono extraído del propio diseño del Museo, correspondiéndose con cada uno de sus espacios característicos – la ventana tipo galería – cuya matrix hexagonal se repite y emerge varias veces a través del parque, tanto en los pavimentos como en las caraterísticas del paisaje.
La configuración poligonal cóncava de este diseño proporciona la base perfecta para una espacio de proyección. En segundo lugar, el polígono extraído, una vez implantado en el Parque y con su contexto original alterado, incluyendo las transformaciones de forma y materialidad, se convierte en algo nuevo y se separa de su fuente original.
En esta segunda etapa, el pabellón se encuentra con el Parque, estableciendo una afinidad con sus texturas y encontrando su propia materialidad. Se implanta en la parte superior del lago, cuya agua ofrece un oscuro espejo que permite reflejar el paisaje circundante y su denso follaje. El pabellón se llena de color, luz y recuerdos, camuflándose en su propio denso follaje. Finalmente, además de la relación entre el Museo y el Parque, establece un puente con el arte que alberga, debido a su localización y la relación obligada con el agua. Sin embargo, el interior del pabellón es lo suficientemente neutral como para crear el espacio requerido para descubrir el vídeo que se proyecta en el interior.
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