DESCARGAR AQUÍ PDF CON MÁS INFORMACIÓNEn nuestros proyectos buscamos la tensión que puede existir entre la ubicación, el programa funcional, la forma construida y su materialidad. Buscamos un enfoque tanto emocional como racional.
El pabellón construido en el Petit-Lac se compone de dos espacios: uno introvertido y orientado hacia la montaña, y otro abierto con generosidad hacia el valle. Desde el camino que lleva al lugar, la construcción es prácticamente invisible. Se situó en la ladera siguiendo la suave ondulación de la topografía. La única señal perceptible, aquélla que hace reconocible la presencia de un hábitat, es el gran ventanal que enmarca el valle.

La belleza del lugar se debe tanto a las características naturales del paisaje como a la presencia de muros de piedra en seco, vinculadas a las explotaciones vitícolas de esta región montañosa. Las colinas de Lavaux se convirtieron en Patrimonio de la Humanidad gracias a esta estructura paisajística, en la que el hombre ha influido tanto como la naturaleza.


Nuestro proyecto representa una situación comparable.
En la naturaleza, la forma en que percibimos las cosas está íntimamente ligada a su forma y su materialidad. En la arquitectura, podemos hacer esta misma observación. La dicotomía forma-materialidad es indisociable del modo en que percibimos los objetos. El material tiene una carga emocional fuerte que forja la naturaleza de las cosas. Así, el pabellón es un largo muro de piedra seca que reinterpreta las reglas de la construcción del territorio rural. El plegado en planta y sección de las paredes permite configurar la vivienda y su ampliación más allá de las superficies calefactadas para crear espacios ambiguos en fusión con el paisaje.

En el interior, las piezas siguen la topografía no sólo para mejorar su inserción, sino también para diferenciarse entre ellas. El carácter de éstas queda fuertemente definido por la omnipresencia de hormigón visto.


La sensación de esencialidad está presente, lo que remite a la dura vida cotidiana de Valais en el pasado. Sólo la generosidad de la apertura vidriada nos aleja de las condiciones ancestrales que parecen seguir habitando estos lugares. Los logros de la condición moderna sustituyen la pobreza por el puro placer en la contemplación del paisaje.
Texto: Bassicarella Architectes
Traducción y maquetación: BLC
DESCARGAR AQUÍ PDF CON MÁS INFORMACIÓNObra: Pabellón en el Petit-Lac
Arquitecto: Bassicarella Architectes. Andrea Bassi , Roberto Carella
Colaboradores: Bruno Duarte
Año: 2008-2009
Emplazamiento: Sierre, Suiza
Fotografías: Thomas Jantscher
Maquetación: Borja López Cotelo
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