El Ökonomiebau –que se puede traducir como “una construcción económica” – proporciona un pequeño refugio para un vehículo agrícola de una finca en Abbendorf, Brademburgo, no lejos de Berlín. Este encargo tan peculiar ofrece la posibilidad de diseñar un edificio con un presupuesto muy bajo cuyo único objetivo consiste en protegerlo de la lluvia. La construcción se reduce a lo estrictamente necesario y da como resultado una solución muy sencilla pero nada simple. La estructura, básica, traza la imagen minimalista de un volumen arquetípico, las tablas de madera industrializada se superponen y crean la envolvente y resuelven la impermeabilidad de la construcción. Con el tiempo, debido a la lluvia y la incidencia de los rayos solares la piel exterior perderá el color cálido y se creará un contraste con el interior, que permanecerá inmutable. El resultado aparece al mismo tiempo increíblemente claro y extrañamente ambiguo. La construcción se mantiene en equilibrio entre una propuesta de una fragilidad obvia o de una masividad que no se acaba de aprehender, mostrando sin secretos el carácter efímero que el planteamiento ha tenido desde su comienzo pero dotándolo de un lenguaje llamativo y una inconfesable impresión de permanencia.
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