Dignificar la ciudad, incorporando elementos, proporciones, materiales y algunas soluciones constructivas recurrentes en la arquitectura tradicional doméstica de Barcelona. La tribuna, como elemento señorial de los edificios del Ensanche, caracteriza a cada una de las 8 viviendas que conforman el edificio.
Foto: José Hevia. Plano de situación. Ver pdf
Foto: José Hevia
Con una altura libre de 3,4 m, se busca las máximas prestaciones a los 40 m2 útiles de que disponen. Una habitación, una vivienda, con voluntad de ser flexible y poderse acomodar a las diversas vicisitudes que a lo largo de su vida útil puedan acontecer. Un elemento fijo de construcción ligera de unos 10 m2 alberga los servicios de cocina, baño y acceso y un mueble que agrupa las necesidades de almacenaje, ocio y trabajo, separa y juega con los espacios circundantes de sala-comedor, dormitorio y tribuna.
Foto: José Hevia
La materialidad se escogió para garantizar en la medida de lo posible una durabilidad longeva, ésta se reduce a cinco elementos que lo explican casi todo:
-El hormigón armado, presente en los elementos de piedra artificial de fachada, zócalos y pavimentos interiores así como la estructura porticada que también se enseña en el interior.
Foto: José Hevia. Plantas y secciones del proyecto. Ver pdf
-La cerámica. Cerramientos de una hoja de bloque de cerámica aligerada de 24 cm de espesor al exterior y de doble hoja del mismo bloque de 10 cm al interior. La cerámica se reviste con un sistema SATE en fachada, mientras que se muestra en el interior con un enjalbegado, mostrando las costuras y la propia expresión del material esperando más capas de cal que suavicen las texturas, aún demasiado agrestes.
Foto: José Hevia
-La madera. Se usa para construir los “muebles” de las viviendas y los revestimientos de los rellanos de escalera. Estructuras de entramado de madera de pino acabadas con tableros de alta densidad. Todas las uniones son reversibles para poder acceder al interior de los tabiques y trasdosados.
Foto: José Hevia
-Las instalaciones, como un material más del edificio: todas presentes pero integradas, registrables y manipulables procurando hacer más flexible y longeva la vida útil del edificio.
-La pátina. Las rugosidades de la fachada buscan acomodar la suciedad y los chorretones en determinados lugares y así procurar que con el paso de los años la presencia del edificio mejore, en fin, envejezca.
Proyectar el envejecimiento
El edificio pretende abordar el paso del tiempo como tema importante de proyecto. Es decir, pensar en el edificio no como fotografía estática del momento de finalización de las obras sino todo lo contrario, un edificio que pueda encajar el paso del tiempo y la pátina con cierta dignidad. No solo por el embate de los elementos meteorológicos sino también por la capacidad de acomodar la vida de los ocupantes a lo largo de los años.
El buen envejecimiento del edificio será producto de la incidencia de distintos factores: el propio desgaste de los elementos constructivos y la caducidad por obsolescencia de los mismos. Esto altera la imagen del edificio a lo largo de los años. Bien porque los materiales expuestos se ensucian, se desgastan, se rompen. Bien porque los materiales, elementos o planteamientos originales han sido substituidos por otros distintos que dan continuidad al uso.