El Cementerio islámico de Altach en Austria es el primero jamás construido en la provincia de Vorarlberg y el segundo en el país. Situado en la carretera federal L190 entre las ciudades de Hohenems y Götzis, sirve a un grupo de comunidades islámicas de diferentes partes de Vorarlberg, proporcionando rituales funerarios y enterramientos conforme a la fe islámica. Las instalaciones pueden acomodar aproximadamente setecientas tumbas; en el conjunto se encuentra también una estructura para el ritual de lavado de los muertos así como un pequeño espacio de oración.
El cementerio se completó entre finales de 2011 y principios de 2012, nueve años después de que la idea inicial fuese concebida. Diferentes comunidades musulmanas y asociaciones de inmigrantes de Vorarlberg se agruparon en torno a la idea de crear un enterramiento común en su tierra de adopción, fundando la “Iniciativa para un cementerio islámico” en 2004. El consecuente proceso de realización fue coordinado y mediado por Eva Grabherr, una académica experta en Historia y Estudios Judíos, fundadora y directora de “okay.zusammen leben”, un centro de consejo e información para la inmigración y la integración en Vorarlberg. En 2004, este centro encargaría a Elisabeth Dörler, la enviada de la comunidad islámica para la Iglesia Católica de Vorarlberg, la dirección de un estudio demostrativo de la necesidad de un centro islámico en Vorarlberg. En el mismo año, la comunidad islámica de Bregenz, la comunidad islámica de Austria, y “The Initiative Islamic Cemetery” realizaron una propuesta al gobierno estatal para la construcción del cementerio. La asociación de autoridades locales de Vorarlberg propuso un documento de recomendación en 2005. El próximo paso era encontrar un lugar adecuado, no es una tarea fácil, dado el sensible debate político sobre la presencia del Islam en Austria. El ayuntamiento de Altach se puso en contacto de manera voluntaria con el proyecto ofreciendo una parcela que sería comprada por las autoridades locales de Vorarlberg en 2006.
Seguidamente, se realizó un concurso de arquitectura por invitación, con un breve programa sobre los parámetros que definen las zonas de enterramiento y sus estructuras portantes. El arquitecto Bernardo Bader de Dornburn diseñó el proyecto ganador. Es destacable que el diseño minimalista de Bader fue favorecido sobre ideas más tradicionales, ya que éste expresaba la afiliación a patrones islámicos en armonía con el contexto arquitectónico de Vorarlberg. Entre 2007 y 2010, la oficina de Bader desarrolló el proyecto y el trabajo en la parcela.
El arquitecto y sus colaboradores comenzaron a trabajar en la idea del cementerio como un jardín primario con un tema recurrente a través de todas las tradiciones religiosas. Crear un jardín significa definir un territorio de tierra y cultivarla para hacerla diferente al territorio que la rodea. La idea fue arquitectónicamente trasladada en un sistema de hormigón visto rojo con las marcas de tabla del encofrado, formando muros de altura variable, que se incrustan en el terreno y encierran las diferentes áreas de enterramiento. La necesidad de acomodar los requerimientos de un cementerio islámico, como el ritual del lavado del cuerpo y la sencilla tumba, se realizó con la adecuada provisión de espacios en una zona abierta y limpia. Las tumbas en forma de dedo permiten la orientación ritual a la Mecca, incluso en casos de alta ocupación.
La delicada masa de muros de hormigón rojo con un patrón de encofrado rodea los campos de enterramiento y las instalaciones. La entrada principal del cementerio es perpendicular al muro exterior perimetral; el visitante es bienvenido por un hueco ornamental en el muro, que sostiene una celosía que reproduce uno de los modelos geométricos islámicos con un motivo octagonal. Cruzando el acceso, el visitante entra a un espacio parcialmente cubierto suficientemente grande como para acomodar a una congregación y a una multitud de dolientes. Este espacio se abre hacia el patio y se caracteriza por un plan vivaz entre la luz y la sombra. El techo in situ con las luces en anillo proporciona una fuente adicional de luz. La posición de los huecos guía la vista de los visitantes hacia el jardín del enterramiento y las colinas del bosque de Bregenz que se pueden ver en el fondo.
El diseño de Azra Aksamija para el interior del masjid pretendía ser simbólica y visualmente una conexión entre las diferentes culturas de Vorarlberg con referencias tanto locales como referentes a las tradiciones islámicas. El muro de la Qibla se construyó como una malla de acero inoxidable que cubren una serie de tejuelas de madera. Estas cortinas se disponen en paralelo al muro y a la ventana del mihrab a diferentes distancias, una disposición que emula un nicho de oración con las muqarnas. El muro de la Qibla se diseñó para ser visto de diferentes formas por los observadores dependiendo de su posición y ángulo de visión. Tras entrar, el muro de la Qibla aparece como una pared de madera que recuerda a la tradición constructiva local de Vorarlberg. Para un observador que se mueve ante las cortinas éste aparece como un motivo animado. Orientado a al Mecca, las tablillas de la celosía se encuentran paralelas a la posición de oración. Debido a que estas tablillas son perpendiculares a la ventana, el observador tiene una vista nítida del parque en el exterior, que simbólicamente reitera la noción del mihrab como salida a la otra vida. A nivel del observador, una serie de tablillas doradas se disponen de forma más densa deretreando las palabras Allah y Mohammed en escritura kufi. Ya que este cerramiento funciona también como contraventana, rompen la luz, provocando un significado arquitectónico más dramático y cercano a la luz de una mezquita, pero también subrayando la analogía entre la luz y el espíritu, como luz o An-Nür siendo uno de los 99 nombres de Dios.
Las líneas de rezo se indican con seis largas alfombras de rezo de colores beige y marrón. Su dibujo reitera el ritmo de las tablillas del muro de la Qibla. El gradiente de color de las alfombras aumenta la percepción espacial de profundidad, haciéndose más clara en dirección a la Mecca y continuando el tema de la direccionalidad y pureza del espacio de oración.
Construcción
Los principales materiales utilizados fueron el hormigón armado para los muros, madera de roble para la ornamentación de la fachada de acceso y del espacio de oración. Se prestó especial atención a la apariencia del hormigón armado visto, cuyo diseñó utilizó avances técnicos desde la coloración hasta la formalización de encofrados. Para conseguir la tonalidad deseada, se tintaron diez muestras de hormigón mezclando pigmentos negros y rojos en diferentes proporciones. El tono final se escogió en función a la apariencia en el lugar; el objetivo era crear un contraste de color entre los muros a través de una estructura de encofrado con tablas que variasen en espesor y ancho. La superficie de los muros exteriores refleja la textura de los tableros aserrados utilizados en el encofrado (en tres espesores diferentes) mientras que las superficies interiores permanecieron suaves y lisas. En este sentido, se realizó una distinción sutil entre los muros interiores y los exteriores.
El uso de la madera era importante evocando las tradiciones constructivas de Vorarlberg, una región conocida por su carpintería. Para la ornamentación de madera del acceso, se compuso un muro de madera de roble utilizando técnicas tradicionales y técnicas mecánicas. Los tableros individuales fueron inicialmente cortados con máquinas CNC (Corte con control numérico) y unidas sin pegamentos o tornillería, utilizando técnicas de unión tradicionales. La madera juega un papel importante en el diseño del espacio de oración interior, que está completamente revestido con madera lacada en blanco. Para el muro de la Qibla, se utilizaron tablas de madera de abeto natural sin tratamiento. Ya que os ensayos con tabla cortada a la forma tradicional no resultaron satisfactorios se decidió utilizar de nuevo el corte mecánico, que permitió mayor precisión y legibilidad del modelo y su caligrafía. Las tablas individuales están unidas de manera invisible a través de la malla de acero inoxidable en dos puntos, las uniones roscadas que proporcionan una posición rígida y estable perpendicular a la malla. Esto resultó ser importante para la apariencia del modelo final que de manera simultánea conseguí mantener un aspecto textil.
Uno de los desafíos técnicos más importantes del diseño fue la creación de un suelo y un muro sin juntas con el hormigón visto. Así, el vertido y la ejecución del hormigón debía de ser coordinado para producir elementos constructivos sin juntas. Con este tipo de construcción en hormigón se llega a la inevitable formación de grietas, problemas estructurales que se minimizaron con la inserción de refuerzos de acero adicionales así como una preparación cuidadosa del suelo.
Las propiedades complicadas del terreno hicieron que éste se tuviese en cuenta desde el inicio del proyecto; el suelo existente de arcilla era demasiado blando para la construcción inapropiado para los enterramientos. Consecuentemente, este suelo se eliminó y se remplazó con otro con mayor contenido en arena y grava, que se dejó reposar durante un año antes de comenzar la construcción definitiva del edificio.
Además de estos problemas técnicos, uno de los principales lastres del diseño fue la falta de estructuras organizativas entre las comunidades islámicas y asociaciones, que hicieron el proceso de toma de decisiones más complejo.
Dentro del proyecto participó el artista Azra Aksamija de origen austriaco pero nacido en Sarajevo y de confesión musulmana, especializada en historia de la arquitectura islámica, quien sería la encargada de adecuar las dimensiones, y diseñar parte de la ornamentación.
Trascendencia
Con la construcción del primer cementerio islámico en Vorarlberg, tanto la comunidad islámica de Vorarlberg como la comunidad local señalaron la arquitectura de este centro como un puente entre culturas.
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Autoría: Bernardo Bader
Localización: Vorarlberg, Austria
Año: 2012
Editado por:
Publicado: Dec 17, 2013