Fotografía: Agnès ClotisEl proyecto de ampliación del cementerio de Sablonceaux ha sido nuestra primera oportunidad de trabajar dentro de un perímetro arquitectónico protegido. Una manera de reafirmar nuestro punto de vista sobre una arquitectura de conjunto, capaz de sacudir y sorprender mientras se inserta con respeto en su contexto. Una arquitectura que es a la vez emotiva, contenida y expresiva.
El proyecto se encuentra al pie de la abadía, constituyendo una continuación natural del antiguo cementerio. En una suave pendiente hacia el río, en estrecha relación con el territorio, busca integrarse suavemente sin cambiar la topografía. El nuevo cementerio se lee como una línea en el paisaje, un nuevo estrato.
Los elementos construidos subrayan la abadía. El trabajo del hormigón in situ es el nexo de unión entre nuestra acción y las preexistencias. Queremos establecer una continuidad en los materiales, basándonos en su verdadera expresividad. Buscar la piedra caliza, de allí donde se pudieron extraer las piedras de la abadía, y utilizarla de forma diferente, como un material contemporáneo. Buscando referencias en la memoria del lugar. Estas paredes marcan la nueva entrada y nos invitan a contemplar desde un nuevo ángulo el monumento. El recorrido se define alrededor de él, acentuado por el terreno en pendiente. En el interior, el columbario se levanta frente a nosotros, ocultando y revelando la pared existente en un juego de profundidad y ritmo que pone de relieve la piedra presente, el tiempo que pasa.
Una plataforma elevada, como un promontorio en el paisaje, establece la transición entre el antiguo cementerio y la extensión. En ella toma lugar el Jardín de los Recuerdos. Es un lugar de contemplación singular, tenido por la fuerza expresiva de los muros de hormigón. Un lugar privilegiado para contemplar el paisaje de fuera, buscar un horizonte en el valle del río Charente, ofreciéndonos una posición para reflexionar sobre los caminos recorridos.
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