Maracanã House São Paulo, una ciudad donde la contemporaneidad es capaz de manifestar los más extraordinarios contrastes urbanos, y a la vez la vida puede revelar una situación alentadora. En busca de un lugar donde esto pudiera ser experimentado, la idea de una residencia elemental adquiere el carácter de un suceso. Así, la casa se presenta silenciosamente en la calle Maracaná.
Los planos que definen la geometría -opaco en la materialidad grisácea, claro en las superficies vidriadas o vibrantes en el mural de acceso- muestran su presencia como un nuevo evento en los alrededores bucólicos, donde las personas se preguntan curiosas sobre esta nueva construcción. Su geometría discordante en relación con las viviendas tradicionales sorprende al vecindario en el momento en que concilia cualquier definición territorial, admitiéndola como elemento y a la vez como evento público que se apodera de la calle y permite que sea percibida. A través de la ocupación total disponible de la propiedad, comparte sus límites como si interiorizara los alrededores aunque aparezca como un lugar único.
Más que un único espacio, sus niveles gradualmente forman un camino a través del cual el exterior y el interior se funden en forma adecuada y continua. La casa descubre nuevas posibilidades a las limitaciones de la trama. Su complejidad supera las rutas horizontales y verticales conduciendo a una nueva experiencia espacial, capaz de dilucidar las singularidades de la geografía del distrito.
Estar en la casa de la calle Maracaná es estar en Lapa, es vivir juntos con sus peculiaridades con la esperanza de descubrir hasta donde sus espacios nos puede llevar y con la posibilidad de contemplar los techos rojizos de las construcciones vecinas y la fachada de la iglesia que corona el distrito, mientras el sol se pone en el horizonte de São Paulo.
Entrar en la casa no significa ponerse de espaldas a la ciudad o entrar a un universo desconectado. Su acceso tiene que ser descubierto por detrás del mural de cerámica pintado en composiciones de negro, blanco y rojo. Entrar en la casa significa, simplemente, transponer una sucesión de espacios, a veces estrechos, otros iluminados o con sombra, que nos llevan siempre a tener nuevas experiencias.
La llegada de la casa pasa del vacío -un punto de vista de la sala de estar- hasta el área que identifica los locales funcionales: los sociales abajo y los íntimos arriba. La casa es una infraestructura viva. El pavimento que configura una sucesión de perspectivas es sutil y está protegido por grande marcos de cristal. El manejo de la técnica y el uso de materiales mínimos, como la piedra sobre piedra, confirma que la arquitectura puede desnudar las superficialidades temporales presentes y elevar sólo la esencia espacial.
Autoría: Terra e Tuma Arquitetos Associados
Localización: Lapa, São Paulo, Brasil
Año: 2008-2009
Fotografías: Pedro Kok
Editado por:
Publicado: Sep 23, 2014