Encontrarse en un lugar donde sólo el hacer popular sabe construir devuelve al arquitecto al aprendizaje, pero ahora sí de una buena escuela. El hecho de que sólo llegue hasta el solar un animal de carga o un hombre a pie no ha sido nunca un inconveniente; esa construcción atendía a lo sencillo, tanto en materiales, los que encontraba en el entorno, como a la topografía. Una carretilla mecánica conducida por un hombre ha subido los bloques de termoarcilla y un helicóptero ha transportado el hormigón.
Admirar y pertenecer al lugar se da a la vez. No es sólo un paisaje a contemplar, silenciado como una pintura por el marco de las ventanas, sino que intervenir en él es construir para toda la comunidad de casas acostumbradas a compartir paredes, patios, escaleras y terrazas. La casa se deja caer sobre los bancales para adaptarse a las circunstancias de la topografía y a las preexistencias. Un antiguo camino de la parcela, que conduce a la montaña, se convierte en rellano, entrada y porche de la vivienda. El primer volumen que nos encontramos alberga las zonas comunes. Unos pocos peldaños nos suben al bancal de la derecha donde se coloca un volumen menor con las dependencias más privadas.
La dificultad, durante la construcción, han sido los 72 peldaños que hay en el único camino de acceso. Se han elegido pocos materiales y estandarizados, como es la termoarcilla. Esta pieza de arcilla responde muy bien a la necesidad portante y térmica – permite resolver los elementos verticales, de un edificio de baja altura, en una sola capa-, y su ejecución en la construcción del muro se soluciona con cuatro piezas tipo. Además su característico machihembrado permite colocar la pieza de diferentes modos, incluso el revoco.
El forjado se ha construido con viguetas pretensadas y bovedillas planas de cerámica, muy comunes en Mallorca. La sección de la vigueta permite doblar las hiladas de bovedillas colocando una hilada en la parte superior, para posteriormente colocar la capa de compresión, y otra hilada en la parte inferior ganando una cámara de aire y un hueco para el paso de instalaciones.
El pavimento consta de un enlucido de mortero de 4 cm. de grosor, sobre el cual se espolvorea superficialmente cemento blanco para, posteriormente, pasarle la llana. Una vez seco el mortero se dan varías capas de poliuretano para impermeabilizar el pavimento.
Texto: Francisco Cifuentes
Maquetación: BLC
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Publicado 8 de abril de 2011
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Autoría: Francisco Cifuentes
Localización: Buñola, Mallorca, España
Año: 2003-2007
Fotografías: José Hevia
Editado por:
Publicado: Jan 10, 2014