Descarga el PDF con más información. La reconstrucción implicó resolver las complejas patologías sufridas por la estructura original desde que fue abandonada en 1969. Los autores estudiaron y restauraron la arquitectura existente, así como la inserción de nuevos usos. La filosofía que guió la intervención fue la de respetar el paso del tiempo. En el exterior de las fachadas de piedra se volvieron a colocar los aleros de tejas tradicionales restauradas y las molduras desgastadas de piedra que quedaban con sus faltas, incluyendo la entrada serliana con las cicatrices originales. En el interior se articulan 3 áreas distintas. La cúpula reformada donde se restaura el espacio original, la entrada en la nave que es una mezcla de restos arqueológicos y la nueva construcción en voladizo sobre el espacio, tocando mínimamente las bóvedas originales. La zona caída que una vez cubrió este espacio se recuerda por un nuevo techo abovedado de listones de pino. Molduras de escayola como recorte sobre la mampostería desnuda de la pared original también marcan las formas de las bóvedas originales. El último tercio ocupa las antigua zona del coro con todos los usos modernos, desde el ascensor que permite el acceso a todos los niveles, a los baños, la cocina, la zona de personal y las áreas de almacenamiento. Esta estructura de 4 pisos se inserta dentro de las paredes de piedra, una claraboya en la escalera acentúa su separación conceptual de la envolvente original. Los materiales utilizados son los mismos que en la obra original; piso de mármol color beige, pintura blanca en las molduras de yeso, listones de pino en el techo y también para encerrar el coro que flota dentro del volumen de la nave.