Fotografía: Agnès ClotisLa repetición, el ritmo y la estratificación nos parecen ser algunas de las herramientas fundamentales a la hora de desarrollar un proyecto de vivienda colectiva. Nos conducen hacia una economía de medios íntimamente ligada a un sistema constructivo racional. Una arquitectura que busca claridad en su expresión, y sencillez en sus formas.
El proyecto se sitúa en un solar atípico, no muy lejano al núcleo más urbano de Bordeaux. Una de las particularidades de la parcela son los amplios retranqueos de sus vecinos directos, lo que implica que las medianeras construidas son muy visibles desde el espacio público. Al no tener huecos, el tratamiento estas fachadas de nueve metros de altura y su materialidad forman parte de las claves del proyecto. Elegimos la continuidad con las fachadas hacia la calle y trasera: entre los elementos horizontales en hormigón, se utiliza un mortero gris que afirma la rotundidad de los volúmenes, y les confiere el aspecto abstracto deseado.
De esta manera, se revela el sistema constructivo adoptado: una sucesión de pórticos que cruzan de un lado a otro la parcela y limitan los puntos de apoyo. Se trata de una respuesta estructural visible en fachada que habla del lugar sobre el que nos instalamos, de la proximidad del Garona, y de las necesidades constructivas inherentes a este territorio.
El encaje urbano se termina de conseguir gracias a los patios laterales que separan los dos cuerpos construidos. Nos permiten articular el edificio con el vecino, generando un vacío entre ambos que los relaciona con armonía.
La sobriedad a la que nos gustaría llegar pretende singularizar cada vivienda a través de la repetición de elementos idénticos. Gracias a la generosidad de los huecos hacia la calle, la relación de cada ocupante con el exterior se manifiesta de manera independiente, permitiendo entender esta diversidad dentro de la unidad de la construcción.
Descarga *.pdf con más información AQUÍ