Tres muebles de Alejandro de la Sota: dos sillas y una mesa

Nuria Prieto

Los muebles de Alejandro de la Sota son un ejemplo de modernidad, diseños que hoy en día nos parecen contemporáneos y cuya flexibilidad se integra perfectamente a las necesidades de la arquitectura actual.

"Decía Mies van der Rohe que es más difícil diseñar una silla que un rascacielos. No puedo dar fe de ello porque no he hecho un rascacielos: puedo asegurar que una silla es una penosa labor."

Alejandro de la Sota, (1981) 


El diseño de muebles y la relación entre arquitectos, artistas y diseñadores industriales, ha sido una constante en la modernidad de la actividad arquitectónica. Desde la Bauhaus hasta la revista Arts & Architecture con las Case Study Houses (1945-1966) o el trabajo de otros diseñadores como Sheila Bownas (1925-2007) y Robert Stewart (1924), el desarrollo y fabricación de muebles de manera industrializada llega a España. Así comienza el trabajo de Jesús de la Sota, Vicente Sánchez Pablos o Javier Feduchi y colectivos como Equipo 57 o Estudio Darro. Al trabajo de estos diseñadores se une el de muchos arquitectos e instituciones que se fundan en ese momento, como el SEDI (Sociedad de Estudios para el Diseño Industrial), fundado en 1957 en Madrid, por Carlos de Miguel con Javier Carvajal y Luis Feduchi. En dicha institución colaboraban Curro Inza, José Antonio Corrales, Ramón Vázquez Molezún, José María de Labra, Arnadeo Gabino y Tomás Díaz Magro entre otros. Paralelamente en 1957, en Barcelona, tras una visita de Gio Ponti, se funda el IDIB (Instituto del Diseño Industrial de Barcelona) con la dirección de Antoni de Moragas. 

Dentro de este auge del diseño industrial y la estandarización, Alejandro de la Sota desarrolla dos sillas y una mesa. Ambas son algo más de lo que aparentan ser, dado que se las dota de tal flexibilidad o versatilidad, que permite que se transformen en otro mueble. Estas piezas son la silla-tumbona A, la silla-tumbona B y la Mesa.

Silla-tumbona A y silla-tumbona B (1961)

La tumbona A, es una pieza de mobiliario diseñada a partir de un juego con dos horquillas. La idea que nace a partir de este juego es la de una silla que se convierte en tumbona de una manera muy sencilla. El trabajo sobre ambas, según Sota, se inicio sobre la silla A, pero terminó dando lugar al diseño de la tumbona B, para retomar finalmente la silla A de nuevo. Un recorrido circular en el diseño que se culmina con dos sillas-tumbona.


“Del juego con dos horquillas del peinado de mi mujer surgió un prototipo de silla limitado en comodidad; fue abandonado y quedó fija la idea: una silla para uso como tal y como tumbona. Con esta idea fija y partiendo de cero, se llegó después de muchísimas vueltas, principalmente simplificaciones, a la silla tumbona B. Tiene el valor de la abstracción: desarrollo de una idea inicialmente sin forma”. Alejandro de la Sota (1987)

El punto de partida de ambas sillas es el mismo, un cuerpo estructural capaz de ser utilizado en dos posiciones y un elemento de revestimiento. El juego fundamental para definir ambas sillas, no se basa en un sistema de uniones sofisticado, sino en la combinación sensata de las dos “horquillas”. En la silla-tumbona A, las dos horquillas giran en torno a un eje común, de la forma más sencilla posible. Las horquillas, están construidas con tubo de acero, su desarrollo estructural fue más complejo que la silla-tumbona B, y de hecho la primera fue inicio de la segunda, pero al mismo tiempo es la culminación de ambos diseños. 


El punto de unión entre las dos "horquillas" es un elemento importante del diseño. Éste se estudia en profundidad depurando dicha unión para permitir el funcionamiento óptimo de la estructura. Inicialmente se trata de una unión limpia, una estructura depurada, a la que se incorpora un ligero quiebro, tras la construcción y el aprendizaje adquirido en la silla-tumbona B, que permite estabilizar mejor la posición y el reparto de cargas.

La estructura de tubo de acero se une tras el punto de curvatura de ambos tubulares. Posteriormente se viste con materiales muy propios de la época como las cinchas de cuero. Estas cinchas se utilizan en las zonas en las que la estructura necesita refuerzo: parte superior del arco, parte inferior cerca de la bisagra y atado final de la horquilla al final de la estructura. A estos refuerzos se une el material que “viste” a la silla: cuero y piel vista de potro o vaca.

La silla-tumbona B parte del mismo concepto, pero da un paso más, y es que esta silla es completamente desmontable. La modernidad de esta pieza es tal, que puede asemejarse a partir de ese sentido de “transportabilidad” a un mueble contemporáneo. La silla se compone de una estructura de acero reforzada con elementos de madera y vestida con tela. La silla puede separarse en varios elementos: apoyos laterales, respaldo-asiento 1, respaldo-asiento 2 y patas o apoyos.

Los apoyos laterales son piezas de madera sobre las que se encastran los elementos metálicos. El primer respaldo-asiento está compuesto al igual que los laterales por piezas de madera, mientras que el segundo de los respaldos-asiento está realizado con una estructura de tubo de acero que se aplana en sus extremos para permitir la unión con el resto de piezas, ésta se viste con una tela doble que tensa y rigidiza la estructura. 



Una mesa 

La mesa por su parte, es una pieza independiente a las sillas. La mesa se compone de un tablero que se puede encajar en la pared a través de un marco encastrado en esta. Dicho tablero a su vez, es un un juego de dos planos que se pliegan uno sobre otro y que incorporan en su interior dos patas para permitir el apoyo. Para que esto sea posible, el diseño ha de ser muy ingenioso, ya que ha de estudiar las longitudes de patas y tableros para que el pliegue encaje. 



La mesa tiene dos posiciones: con una única pata o con dos. En la primera podría dar servicio a cinco personas y en la segunda a ocho, según la memoria de la propia patente. Esta mesa permite ahorrar espacio en la sala en la que se encuentre, así como de aportar flexibilidad al cuarto, que puede variar su uso en función a la ausencia o presencia de la mesa. Así mismo, la mesa puede colocarse en el hueco de conexión entre cocina y comedor para permitir la conexión de ambas estancias. En la memoria de la patente, Alejandro de la Sota indicaba que la producción de este mueble fue posible gracias a la marca ColorCore de Formica.



“Tal vez hoy aspiremos a una decoración que, como la arquitectura, repito, está en evolución hacia la simplificación total de las formas, valoración absoluta, plena, de las calidades y que tiende, sobre todo, a ese goce de espiritualizar, suprimir todo, todo hasta donde nos sea posible." Alejandro de la Sota


Fotografías pertenecientes a la Fundación Alejandro de la Sota

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D. Giralt-Miracle, J. Capella y Q. Larrea (eds.). "Diseño industrial en España. Madrid: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía", 1998. 

P. Feduchi (Comisario):"Diseño de muebles en Madrid de los años 50". Fundacion COAM, Madrid, 2006.

A. Río, S. Blanco: «De piezas pequeñas hicieron arquitectura. Diseño e integración de las artes en los pabellones españoles de las Exposiciones Universales de 1958 y 1964», en J. M. Pozo, H. García-Diego y B. Caballero (coords.): "Las exposiciones de arquitectura y la arquitectura de las exposiciones. La arquitectura española y las exposiciones internacionales (1929-1975)", Pamplona: Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra, 2014, pp. 367-374. 


Editado por:

Nuria Prieto. Tectónica

Publicado: Jul 8, 2019

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