En Japón, al mismo tiempo que se definía el estilo de arquitectura tradicional, se fue depurando una técnica ancestral iniciada en la Era Asuka (600-700 dC) de unión de los montantes de madera que formaban los cierres de ventanas o puertas corredederas de papel –shoji. La técnica –Kumiko- se basaba en realizar una serie de hendiduras, cortes o perforaciones en pequeñas tabillas de madera para luego unirlas sin necesidad de clavos formando una celosía con multitud de opciones de diseño que a su vez contenían significado. En la actualidad esta técnica se sigue manteniendo a través de la sabiduría de los maestros que transmiten su conocimiento a las siguientes generaciones.
Aunque hay cientos de posibles variantes, hay dos líneas principales de Kumiko, la que desarrolla diseños basados en el ángulo recto –Koshi Kumiko– y aquella que se basa en el dibujo del diamante –Hishi Kumiko.
Esencial en esta técnica es la madera con la que se trabaja y que los artesanos eligen con extremo cuidado, ya que no se aplica sobre ella ningún tratamiento por lo que tiene que ser lo más estable posible. Por esta razón la madera más utilizada es el de las coníferas, principalmente cedro japonés o cedro canadiense, que el maestro deberá elegir según el grano, el peso y la temperatura para asegurar su estabilidad.
Diseño Asanoha. El triángulo en Japón es utilizado en ceremonias rituales como protección frente al diablo y la suma de triángulos significa el refortalecimiento de esa protección, por lo que este diseño se utiliza con preferencia en habitaciones de niños.
Diseño Senbon-Koushi. La representación de múltiples formas rectangulares representa el deseo de una próspera descendencia y se ha utilizado en numerosos ejemplos históricos como símbolo de autoridad y tradición.
Aunque la técnica del ensamble y encaje de las piezas sigue siendo artesanal, sí se ha introducido en el corte de las piezas la precisión de las máquinas de CNC, que permite la realización de pantallas de hasta 2400 mm.
Las imágenes y el texto pertenecen a la empresa
Tanihata que mantiene viva la tradición de la técnica Kumiko.