El proyecto se realizó como una ampliación de la pequeña pero destacable viña. Los productores de vino querían un nuevo edificio de servicios, consistente en una gran habitación de fermentación de las uvas, una sala de almacenaje de barriles, y una cubierta para degustación y catas. Bearth & Deplazes Architects diseñaron el proyecto, y se encontraba bajo construcción cuando nos invitaron a diseñar su fachada.
El diseño inicial proponía un esqueleto simple relleno de ladrillos: los ladrillos actúan como almacenes de temperatura, así como de filtros de la luz solar para que la fermentación se produzca tras ella. Los ladrillos se desplazan de forma que la luz penetra al interior entre los huecos dejados entre los ladrillos. La luz solar directa, que tendría un efecto negativo en la fermentación, se intenta evitar. Los paneles de policarbonato se montan al interior para protegerse del viento. En la planta superior, los ladrillos forman una barandilla para la cubierta superior.
El método de producción robotizada que desarrollamos en la ETH nos permite colocar cada uno de los 20000 ladrillos de forma precisa de acuerdo con los parámetros, el ángulo deseado y los intervalos exactos prescritos. Esto nos permiten diseñar y construir cada muro de forma que se consigue la iluminación y ventilación deseadas, mientras que se crea un patrón que cubre la fachada del edificio. De acuerdo con la posición de cada uno de los ladrillos, éstos reflejan la luz de formas diferentes creando grados de iluminación variables. Se consigue un efecto similar al de los píxeles en una pantalla que crean una imagen distintiva de la viña. En contraste con una pantalla bidimensional, sin embargo, existe un juego plástico dramático, profundidad y color, dependiente del punto de vista del observador y del ángulo del sol.
Lá fábrica de la fachada parece una enorme cesta llena de uvas. En una vision más cercana, en contraste con el efecto pictórico de la distancia, es la materialidad textil, suave y blanda que disuelve el material. El observador se sorprende por las formas suaves, redondeadas, que realmente se componen de duros ladrillos. La fachada aparece como una forma sólida dinámica, en cuya tridimensionalidad se invita a pasear al observador. Mirando a través de la fachada, el diseño se convierte en un manifiesto de su modulación a través de los huecos. La imagen superpuesta del paisaje que se adivina, se define a través de una nueva definición y contraste.
Sin embargo, las implicaciones arquitectónicas de esta fachada de ladrillo son más elaboradas y diversas que las de la imagen bidimensional. Para el ojo humano, capaz de detectar incluso la más sutil diferencia entre color e iluminación, el sutil reflejo de los ladrillos crean una apariencia y plasticidad que está constantemente cambiando junto con el movimiento del observador y del sol con el curso del día.
Las juntas entre los ladrillos se abrieron para crear la transparencia que permitiese a la luz solar entrar en el edificio. Para conseguir un modelo discernible del interior colocamos los ladrillos lo más juntos posible para que los huecos cerrados reflejaran la mayor luz posible. Esto produjo el mayor contraste entre las juntas abiertas y cerradas, creando un modelo poético.
Los elementos de muro se manufacturaron como un proyecto piloto en las áreas de producción de la ETH de Zurich, y transportados uno por uno a la obra, e instalados utilizando una grúa. Debido a que la construcción ya se encontraba muy avanzada, tuvimos sólo tres meses antes de la puesta en obra. Esto planteó la construcción casi como un desafío a contrarreloj de los 72 elementos de fachada, en términos tecnológicos. Ya que el robot no podía manejarse directamente sin tener dibujos adicionales, fuimos capaces de trabajar el diseño de la fachada hasta el último momento.
Para acelerar el proceso de construcción para los 400 metros cuadrados de fachada, desarrollamos un proceso automatizado para el mortero. Ya que cada ladrillo tiene diferente rotación, cada ladrillo individual tiene un único punto de solape con el ladrillo inferior, y uno con el superior. Junto con el fabricante de ladrillos, establecimos un método en que se aplicaban cuatro líneas paralelas de mortero, de forma individual para cada ladrillo, en intervalos predefinidos desde el eje central hasta el borde. Los ensayos de carga desarrollados para los primeros elementos, revelaron que el mortero eran tan estructuralmente efectivo que los refuerzos requeridos normalmente para muros convencionales prefabricados no eran necesarios.
Gramazio y Kohler, Zurich.
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Publicado: Aug 17, 2010