Breve compendio de la carpinteria de lo blanco, y tratado de alarifes, con la conclusion de la regla de Nicolas Tartaglia, y otras cosas tocantes a la Ieometria y pvntas del compas / Por Diego López de Arenas, Maestro de dicho oficio, y Alcalde Alarife en el, natural de la Villa de Marchena, y vezino de la Ciudad de Sevilla
Impresso en Sevilla : por Luis Estupiñan, en la calle de las Palmas, Año de 1633
El primer manuscrito estaba destinado a convertirse en un pequeño manual que sirviera de soporte a aquéllos que habían de pasar el obligatorio examen que permitía ejercer la profesión y a la difusión de las nociones básicas para el desempeño de la misma; para ello, López de Arenas reunió multitud de notas y apuntes, tanto de producción propia, recopilados a lo largo de sus primeros años como carpintero, como otros copiados de diversos profesionales y tratadistas (incluyendo, entre tales, láminas de Serlio o Vignola), configurando así una rica colección de esquemas y figuras. El documento final presenta notables diferencias con esa versión original, al completar los contenidos iniciales con otros de temas variados: a una primera parte, titulada Breve Compendio de la Carpintería de lo Blanco, que resumía en veintiún capítulos lo esencial del ejercicio de la profesión, seguían el Tratado de Alarifes (compilación de abundantes apartados y materias relacionados con el desempeño de dicha función), y, ya agrupados, el Tratado del Calibre y el Tratado de Reloxes. Con ello intentaba dignificar la labor del artesano carpintero igualándola a la de otros profesionales, inspirado por las corrientes contemporáneas de corte humanista y motivado por el reciente auge de las artes que había estimulado el interés del nuevo monarca, Felipe IV. El tratado definitivo quedó así mucho más completo, al incluir nociones de geometría, aritmética, relojes, etc., y trascendía de este modo las estrictas bases de la práctica de la carpintería, si bien el público al que se dirigía era exclusivamente el relacionado con este gremio, pues resultaba en extremo complejo para su lectura como libro de divulgación. Se agregaron también nuevas ilustraciones relativas a los apartados recientes, sumando un total de sesenta y siete láminas que, desgraciadamente, no conservaron en la primera edición toda su riqueza por realizarse las xilografías correspondientes de forma algo tosca. No obstante, gracias a la gran utilidad práctica y didáctica del tratado, éste alcanzó una gran popularidad entre los profesionales de la época, y sus enseñanzas y modelos seguían vigentes al comenzar el siglo XVIII, por lo que en 1727 se realizó una segunda edición corregida y ampliada por Santiago Rodríguez Villafañe, y fueron publicadas otras dos más en 1865 y 1982. *Enlace
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Publicado: May 21, 2015