Faroles de melón

Los faroles de melón se realizan en el Salar, en Granada, en la víspera de las festividad de Todos los Santos. Se cuelgan en el dintel de la puerta para ahuyentar a los espíritus que vagan libres durante esa noche. Se le realiza al melón un hueco a modo de puerta y se vacía de contenido, luego se hacen los huecos con las formas deseadas,  y es por ellas por donde proyecta la luz el farol. Para iluminar se usa una mariposa de aceite y las formas de los huecos corresponden a estrellas o animales que sirven como elementos decorativos.  En las provincias de Jaén y Córdoba también hay localidades en las que se realizan estos faroles de melón.
Esta tradición está documentada en el Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía
Rafael López , es el que recupera la tradición celta en la península ibérica y realiza el primer "Samaín" en Cedeira en el año 1990. Comenzó a estudiar la tradición del tallado de calabazas en la Península Ibérica. “La costumbre inglesa de poner linternas en los nabos viene del Samaín celta, lo nuestro también. Los celtas tenían un profundo respeto por los enemigos. Esa tradición habla de violencia, de cabezas cortadas, de los guerreros celtas, que iban a cosechar cráneos, no iban a la batalla”. En la cultura castrexa: “Hacían cabezas en piedra, la manera más fácil de atravesarlas en la historia es en forma de juguete de la infancia, en las calabazas”.
En su ponencia Las calaveras de ánimas en la Península Ibérica, López Loureiro recoge la pervivencia del tallado de calabazas en el territorio gallego y en localidades repartidas por las provincias de Burgos, Madrid, Guadalajara, Cuenca, Zaragoza, Huesca, La Rioja, Navarra y Huelva. En algunas zonas de Cuenca  los niños tallan calabazas, que las llevan al camposanto. En Extremadura también se hacían faroles con los melones en estas fechas y los niños salían a  pedir por las casa de los vecinos las chucherias que hace años  eran almendras, nueces, manzanas o algún dulce.
En "Las caliveras de ánimas en la Península Ibérica" se recoge también una tradición de la región de Coimbra en la que los niños con la cara pintada de negro recorrían las casas pidiendo dulces

 

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Editado por:

Carlos Quintáns. Tectónica

Publicado: Oct 24, 2015

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